Por Susana Merino Lorente.- Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia.- Reinhold Niebuhr (A.A.)
Si bien los factores genéticos son importantes, los factores de estilos de personalidad y estrategias de afrontamiento y regulación emocional cobran una gran relevancia a la hora de interpretar el uso experimental de una o varias sustancias así como comportamientos adictivos, en este caso resulta primordial identificar los patrones estables permanentes de consumo como habilidades de afrontamiento ante el estrés o las dificultades del día a día.
Una explicación para conocer el proceso por el cual ciertas personas recurren al consumo compulsivo de ciertas sustancias o comportamientos para afrontar el estrés o malestar se describe en el llamado Síndrome de Déficit de Recompensa que detalla la actuación de comportamientos compulsivos o de consumo relacionado directamente a una baja liberación de dopamina genéricamente condicionada. Por lo tanto, el individuo asocia una manera de equilibrar este déficit a través de este consumo, consecuentemente produciéndose dependencia y tolerancia a dicho acto.
Los factores genéticos se modifican en función del ambiente, el entorno incrementa la posibilidad de desarrollar un consumo de drogas o conductas. Desde lo cual se necesita tener en cuenta el estilo de educación en la familia, comportamientos agresivos en la infancia, carencias en la crianza (infancia/adolescencia), fácil acceso a drogas, sustancias o comportamientos, los sucesos vitales relevantes, el nivel educacional, el entorno inmediato y la influencia de los amigos o conocidos.
Tras lo indicado, es imprescindible considerar el estudio combinado de los factores genéticos y ambientales, con referencia a este último aspecto, es esencial tener en cuenta los factores que lo desencadenan para superar el umbral de tolerancia al estrés. Pudiéndose haber desencadenado tras sucesos traumáticos u otros factores importantes del entorno de la persona que no favorecen los recursos necesarios para afrontar los problemas cotidianos del día a día y formas competentes para afrontar la frustración, fomentando al acceso inmediato a dichas sustancias o conductas (respuesta de huida o evitación) traduciéndose en una alta prevalencia de comportamientos compulsivos. Un número considerable de la población adulta se relaciona en «comportamientos compulsivos» (probablemente subestimados): comer, 2%;Internet, 2%; juego, 2%; sexo, 3%; ejercicio, 3%; compras, 6%; obteniendo una mayor prevalencia. Un encuesta reciente desveló la coexistencia de dos a cuatro conductas compulsivas concurrentes o trastornos por uso de sustancias.
Por lo tanto, la adicción es una cuestión complicada influida por varios factores interrelaciones, produciéndose modificaciones neurobiológicas ocasionados por el mismo consumo, existiendo una comorbilidad con otras enfermedades, los rasgos de la personalidad o la respuesta al estrés. Además de los sucesos vitales específicos que interaccionan con los factores biológicos y psicosociales facilitando la creación y prevalencia de dependencias a sustancias o comportamientos compulsivos.
Con ello, las personas pueden obtener satisfacción de forma inmediata, no obstante, el uso continuado del consumo de dichas sustancias o conductas propicia la aparición de las dependencias, como los juegos de azar, el uso de Internet, la comida, el trabajo, el sexo, el ejercicio o los gastos compulsivos. En cada caso, el comienzo de estas actividades está incentivada por el deseo de aumentar las gratificaciones, mejorar la autoestima y evitar o aplazar las emocionantes negativas, evitando o posponiendo el afrontamiento y búsqueda de soluciones. La impulsividad, la búsqueda de sensaciones, sustituir la frustración por gratificaciones inmediatas y la disminución de la evitación de daños son característicos de la personalidad que revelan estudios de personas con adicciones de sustancias y comportamientos. Teniendo en cuenta estos aspectos para facilitar la efectividad de los tratamientos.
Afirma la catedrática de Bioquímica y Biología Molecular Natalia López Moratalla , al consumo de drogas, o de los juegos de Internet, se aprenden de forma inconsciente las circunstancias ambientales, de modo que la recompensa se asocia a algo: un olor, un lugar… “Si volvemos a percibirlo, la dopamina promueve el recuerdo inconsciente asociado a la recompensa. En condiciones normales, seleccionaríamos la respuesta después de analizar los datos. Sin embargo, cuando se ha producido la adicción el funcionamiento es diferente: se pierde el control sobre los circuitos del lóbulo frontal y se generan respuestas automáticas y compulsivas. Quienes sufren la adicción no deciden, sino que se encuentran obligados a consumir”,
Por otro lado, Peter Cohen sociólogo expone una interpretación que sostiene que los individuos tienen una gran necesidad de apego y de crear lazos afectivos. Siendo una forma de lograr satisfacción. Si no se puede conectar con las personas, se reemplaza , utilizando otras formas para compensarlo Su propuesta es la de centrarnos en el «apego» y no en la «adicción» en si misma. en la relación que se tiene con los seres humanos que nos rodean. El profesor Cohen basa su razonamiento en los vínculos que las personas desarrollan en la vida. Puede que esta interpretación resulte bastante controvertida pero abre una puerta a la reflexión y probablemente a una toma de conciencia del significado del apego seguro, íntimamente relacionada con estabilidad social, personal y emocional.
Tras lo expuesto, en los tratamientos y factores que necesitamos tener presentes para facilitar el romper las dependencias y conseguir resultados más óptimos son los siguientes; Aceptar que se tiene un problema o dependencia, comprometerse a un tratamiento y no consumir de manera voluntaria , cambiar el ambiente que pueda mantener la adicción, asumir el vacío o la frustración, desaprender para aprender recursos de afrontamiento, aumentar la autoestima, valorar la libertad, rodearse de personas que aporten estabilidad emocional , cuidarse físicamente y emocionalmente. Facilitado por un equilibrio de los siguientes cuatro cimientos fundamentales : social, psicológico, físico, espiritual.