La cárcel mental

Por Cristina Navarrete.- Yo me he creído capaz de pocas cosas en la vida, pensaba que las personas que hacían grandes cosas tenían dones especiales  y que eran personas extraordinarias. Ahora me voy dando cuenta de cómo he vivido todo este tiempo con pensamientos que van en contra de mi naturaleza, la de ser libre.

Podríamos entrar en un debate para saber qué son las grandes cosas, pero creo que basta con que cada uno cierre los ojos y recuerde qué soñaba cuando era niño, Es probable que no logres acordarte, pero el recuerdo está seguro, quizás esté enterrado entre los “debería hacer” y los “deja de soñar, esto es la vida” … busca.

En mi caso, las grades cosas no se definen por el mayor o menor éxito social, más bien por a cuántas personas llegan y cómo de feliz te hace hacerlas.

Somos tontos, nos hemos creado una prisión nosotros solitos, sabemos que la vida no es solo esto pero aquí seguimos, con el mismo escenario que nos mata poco a poco por dentro, esperando vacaciones, que nos toque la lotería, que haga sol, que pase el frío, que se vaya el vecino molesto, que reaccione mi novio… nos pasamos la vida esperando que lo de fuera se ponga en su sitio para entonces creer que por fin somos felices y tenemos la vida que queremos, vamos que nos hemos creído todo el entuerto que hemos montado nosotros mismos.

Es liberador entender que manifestamos lo que somos, que todos estamos heridos en mayor o menor medida y por eso solo vemos sufrimiento. Sanar es despertar, es pararse a ver qué estamos pensando y como nos estamos sintiendo, eso explica todo lo que vivimos y nos permite cambiarlo.

Si cambias por dentro, lo de fuera también cambia.

Gracias,

Cristina