Aunque siempre ha sido conocida por su cualidad aromática, ahora se ha descubierto también que, la cúrcuma, es un potente antiinflamatorio.
Desde el 610 a.C, que es donde encontramos el primer registro de esta planta, la cúrcuma ha sido utilizada como colorante; incluso fue usada para pintar lana y retratos. Mucho después, fue adoptaba por la gastronomía hindú por su color y sabor distintivo (en el curry, por ejemplo).
En el siglo XXI, se ha analizado nuevamente y se ha detectado que, en la composición de su raíz, hay grandes propiedades medicinales llamadas curcuminoides. Esto es debido a la curcumina, la bisdemetoxicurcumina, y la demetoxicurcumina. También sus azúcares, proteínas y aceites tienen una gran capacidad para aliviar dolores, por no destacar que, la cúrcuma, contiene vitamina C, E, K, Sodio, Potasio, Magnesio, Calcio, Hierro…
El potente efecto antiinflamatorio de la cúrcuma se considera, por los científicos, casi tan eficaz como el de algunos medicamentos tradicionales y, por eso, re recomienda para dolores como los de la menstruación, artritis, colon irritado, enfermedad de Crohn…
Además de todo esto, también se le atribuyen propiedades anti-estrés y antidepresivas; los chinos la utilizan hace ya años para estimular el sistema nervioso, despertar el sistema anímico y activar el sistema inmunitario.