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La escuela galáctica (tercera parte)

Por Francisco Menchén Bellón.- “Cuando un niño entre en un aula debe ser el lugar de altas expectativas y alto rendimiento. Pero muchas de nuestras escuelas no pasan esta prueba” Barack Obama (Discurso sobre el Estado de la Nación 2011).

¿Sabes que puedes imaginarte un mundo en el que los seres humanos tienen una relación natural e instintiva mediante la colaboración y el amor, no mediante la competitividad y la envidia?

El sistema educativo debe ofrecer otras alternativas, distintas al modelo establecido, para que los alumnos de todas las edades puedan tener la opción de ser creativos, transcendentes y espirituales. Si observamos a cualquier niño, antes de los seis años, podemos afirmar que son creativos desde el nacimiento. Pero luego la escuela y la sociedad deja de estimular las conexiones neuronales propias de la creatividad, y en su lugar empiezan a usar los circuitos de la lógica, la razón y el análisis, que se convierten en el patrón de pensamiento dominante.

Necesitamos una escuela con pedigrí, que despierte en los alumnos el entusiasmo por ir a ella y en los docentes por trabajar con ilusión. La sociedad en general y las autoridades se deben sentir orgullosas de sus instituciones educativas. En el futuro, la escuela seguirá siendo necesaria, a pesar de que los tecnólogos dicen que la computadora va a hacer volar la escuela.

La Escuela Galáctica reconoce los nuevos descubrimientos del Sistema Creativo del ser humano: el cerebro no solo es un dispositivo de almacenamiento de memoria, sino que empieza a considerarse como un sofisticado sistema de sintonización e integración de señales; el corazón no solo es el centro de las emociones, sino el núcleo más poderoso de energía electromagnética, la conciencia no solo es una, sino también conecta con la conciencia universal; el cuerpo que gracias a las proteínas activan el organismo y les da energía vital; y las creencias que dirige, consciente o inconscientemente, el comportamiento de nuestra vida.
Los pilares que sostienen la Escuela Galáctica, entendida como Escuela Creativa Transformadora, vienen a dar esplendor a los talentos naturales, empoderar y sacar la mejor versión de cada alumno, haciendo confluir la presencia de las 5 C s:
C reatividad transformadora
C onciencia integradora
C onexión en red
C ampos energéticos
C alidad suprema

(En este artículo solo aparecen los dos primeros pilares)

A) CREATIVIDAD TRANSFORMADORA

La relación auténtica entre el maestro y el discípulo se produce cuando el docente vierte su luz en el corazón del discípulo, con el objeto de que tome conciencia de todo lo que está oculto en su interior y vaya descubriendo su potencial, el tesoro más preciado. Osho (2010)

En el ser humano, la creatividad transformadora es ilimitada, posee una flexibilidad infinita y no está contenida en una red rígida de energía e información; obviamente sigue las leyes del universo y está de acuerdo con la propia naturaleza de cada ser. En la Escuela Galáctica, la creatividad cobra vida y recupera el poder de la imaginación que es anterior a la lógica; no puede ir en línea recta, está en continuo vaivén que va del inconsciente al consciente, mientras el sujeto percibe como uno alimenta al otro.

La creatividad transformadora se produce mediante el cambio de mentalidad y la evolución de la conciencia; supone recrear o reinventarse de forma permanente pues, el individuo no es una realidad acabada, sino un ser en tránsito. Implica cambios estructurales que permitan alcanzar la dimensión espiritual del ser humano, quien fue creado para dar y recibir amor y vivir en armonía.

La creatividad transformadora de maestros y alumnos convertirán la Escuela Galáctica en un gigantesco laboratorio de nuevas posibilidades cognitivas, donde concurran los procesos convergentes y divergentes. Hay que crear otros saberes para un mundo que reconoce la emergencia de lo original. A través de la creatividad transformadora el alumno aprenderá a construir y recrear el conocimiento y saber aplicarlo a su entorno, transformando su realidad socio-cultural, de tal forma que la práctica esté ligada a referentes emancipadores. Estos conocimientos generados desde un nivel de conciencia responsable son significativos y no se olvidan.

Las nuevas generaciones de alumnos vienen con un sistema físico, mental y energético mejor adaptado y rinden más, y son más creativas que las promociones anteriores. Dada la plasticidad del cerebro, con entrenamiento adecuado, una persona puede cambiar su programación, mejorar el procesador, aumentar el número de conexiones neuronales y optimizar el funcionamiento cerebral, lo que se traduce en una mayor creatividad e innovación. Esto brinda un número mayor de posibilidades, al gestionar el cerebro más cantidad de información simultáneamente.

B) CONCIENCIA INTEGRADORA

“El hombre no puede entender dónde está, porque ha creado dos mundos a partir de uno” Ken Wilber (2011)

La Escuela Galáctica pretende despertar la conciencia para reconstruir la dignidad del ser humano, despertar el amor y la belleza del universo. No vemos lo que se encuentra en el exterior si no lo hemos encontrado primero interiormente. Todo lo que somos capaces de percibir, no es más que un reflejo de nuestro mundo interior. No es fácil el acceso a este nivel de conciencia, porque nuestra mente, durante miles de años, ha sido educada por leyes eternas y no ha contemplado el concepto de evolución y espiritualidad.

La conciencia integradora se ocupa, entre otras cosas, de unificar y armonizar los opuestos, tanto positivos como negativos, descubriendo un fundamento que trascienda y abarque a ambos. Ken Wilber, representante de la psicología transpersonal, recomienda liberar los pares de opuestos, buscar la reconciliación, entender la unidad de estas polaridades y tener conciencia de ellos, porque la realidad no es dual, no tiene fronteras, sino una unión de opuestos. El dualismo es el punto de vista de la civilización occidental. Biológicamente, no hay ningún fundamento para esta disociación o escisión radical.

Citado psicólogo norteamericano nos recuerda que, el mundo de los opuestos es un mundo de conflictos. Es posible que los opuestos sean diferentes como “comprar y “vender”, pero la esencia es que son acontecimientos completamente inseparables, son simplemente dos aspectos de un solo hecho, es decir, la transacción como tal. De la misma manera, todos los opuestos comparten una identidad implícita y recíprocamente dependiente, porque ninguno de ellos podrá existir sin el otro.

“La realidad está más allá de nombres y formas, de palabras e ideas, de divisiones y límites” (Ken Wilber, 2011). La realidad que creamos con nuestra observación, es conciencia, crea un espacio y un tiempo que también son conciencia; resulta ser una proyección de la conciencia que trasciende. El espacio y el tiempo de nuestra existencia están ligados a la conciencia. De modo que el entorno, mediante nuestra observación, se vuelve consciente, lleno de vida y de posibilidades. Somos seres universales. La evolución del universo es la evolución de la conciencia.

La conciencia humana, a nivel cuántico, es infinitamente flexible, y tiene la habilidad de poder cambiar conscientemente el contenido de información, que da origen a nuestro cuerpo físico, e influir en el contenido de energía y de información de nuestro cuerpo ampliado, en consecuencia, hace que se manifieste lo que deseamos. Dicho de otra forma: materializar un deseo. Somos conciencia materializada, nuestros componentes son los mismos ladrillos que conforman el sol, los planetas, el mar y la tierra. En este sentido somos como el caracol, que vaya a donde vaya, siempre está en su casa.

Cada individuo ha de sentir que tiene una misión en la vida y que tiene algo especial que ofrecer, y debe pensar: por qué estoy en la Tierra; este mensaje viene directamente del alma y entra en la conciencia física. No se puede utilizar el cuerpo solo para el disfrute y el placer sensual, sin dar ninguna importancia al alma.

El sistema educativo debe contemplar la posibilidad de aprender a pensar, pero también debe inculcar a que el alumno aprenda a sentir su conciencia interna, así como los sentimientos y emociones que provoca el mundo exterior, tal como se contempla en los principios que rigen la Escuela Galáctica.

Francisco Menchén Bellón

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