Por Ramiro Calle.- Cuando estuve tan enfermo y coqueteando con la muerte, la foto de Babaji la habían colocado ante mí. En el centro de yoga Shadak, hay muchas fotos de Babaji en las dos salas de yoga y en el pasillo. A la entrada, en recepción, hay una hermosa foto de Babaji que me regaló, tras su muerte, mi buen amigo y fiel alumno Antonio García. En mi consultorio, en el que he impartido sesiones privadas a personas con graves problemas durante muchos años, hay una foto de Babaji. En mi domicilio particular, en la habitación donde escribo, cuelga en la pared una foto de Babaji. En todas destacan sus ojos ambarinos, expresivos, amorosos e intensos. No soy dado a los gurúes, bien sabido es, igual que soy iconoclasta y una mezcla notable entre descreído e incrédulo. El yoga me ha enseñado a moverme por experiencias y no por creencias.
Pero ¿por qué tantas fotos de Babaji, que en realidad no las necesito, pues él está en mi corazón, como el amante no necesita fotos de su amada inscrita en cada una de sus células? Pues confesaré a mis queridos amigos del Facebook tan fabulosamente coordinado por mi encantadora amiga Liliana Riesco, que es como para que un despertador (la fotografía en este caso de Babaji) me recuerde que no hay que desfallecer y hay que estar en la búsqueda, el intento por despertar y dejar de ser una simple y llana máquina sometida a toda clase de pulsiones y tendencias automáticas. También porque asi recuerdo algunas de sus palabras, tantas veces repetidas frente al Ganges, pero siempre inspiradoras:
» Mira, observa, contempla, ¡es todo tan misterioso, tan enigmático!. Yo no entiendo nada, pero Él lo sabe todo».
«El camino más directo hacia el Ser es la meditación».
«Nunca te angusties, no te preocupes, permanece siempre tranquilo. La paz es lo mejor de la vida».
«Venimos, nos hacemos la fotografía y partimos. La única razón de estar aquí, el sentido, es hacer algo por los demás».
«El yoga te da energía y te procura salud, pero la meditación es imprescindible. No la dejes nunca».
“Esta vida sin amor es un fracaso. Pero en muy pocos jardines florecen las orquídeas del amor».
«Hay muchos falsos gurús, muchos, yendo de aquí para allá por todo el mundo, pero la flor no necesita perseguir a la abeja, porque ella es la que acude a la misma a libar».
«Todas las noches morimos. Pero cuando no despertemos, esa será la muerte final».
Su libro «El Misterio del Planeta», publicado por ELA, será reeditado en Octubre. Es un canto al amor, porque como Babaji siempre me decía, «la vida sin amor es nada».