Por Susana Merino.- La vida puede conducirnos a muchos obstáculos, no siempre resulta fácil, está llena de retos y acontecimientos adversos que necesitan soluciones, actuando desde el esfuerzo, sembrando las semillas que nos preparará la cosecha de nuestra vida futura más llena de significado y más plena.
La depresión, la ansiedad y la obsesión son nuestros principales enemigos, y cuando nos dejamos atrapar por ellos, lo que perdemos es la facultad para vivir de forma completa. La vida es para disfrutarla: amar, aprender, explorar, conquistar…, y eso sólo lo podremos hacer cuando hayamos superado el pánico que nos paraliza o nos hace huir o peleranos con la propia vida.
La forma de actuar y gestionar ante la vida está formado por una serie de características innatas, además aprendizajes adquiridos a lo largo de la misma, sobre todo los primeros años de vida y a nivel social en la adolescencia, nos marca los episodios vividos y percibidos de forma intensa en nuestra forma de contemplar y gestionar nuestras vidas.
Pero hay formas efectivas para afrontar el miedo y transformarlo en reto. Tras transformar los patrones de nuestra mente, seremos más capaces de ser conscientes y disfrutar de todos esos detalles pequeños y grandes de la vida, podremos amar y permitir que nos amen con mayor intensidad, sin barreras, lo cual nos proporcionará un gran paz interior. «El que tiene un por qué para vivir puede soportar casi cualquier cómo» – Friedrich Nietzche. Pero el primer paso es tu «por qué», el motor que mueve el mundo parte del amor, pregúntate que es lo que amas, en que crees, como puedes ser protagonista de este por qué, encuentra estas respuestas y recursos. Con ello, ¡ cree y persigue tus sueño! Siempre de forma realista y partiendo de la idea de merecerlo ¡Te lo mereces!
Se puede cambiar, y tú puedes hacerlo, pero hay que proponérselo, requiere mantener un esfuerzo constante y tener claro cual es el objetivo que se quiere para poder lograrlo, es fundamental saber que cada día somos la mejor versión de nosotros mismos, sin limitarnos ni seguir siendo tan duros con nosotros mismos, relativizando, dejando de exagerar lo que en este momento consideramos negativo y pasando página al pasado lo cual puede que nos traslade a algo positivo, y buscando soluciones a los sucesos, y aceptando los que no se pueden cambiar, de forma constructiva.. La clave está en saber cual es el motor que impulsa tu vida.
En Occidente nos cuesta distinguir entre lo que queremos o necesitamos, es lo que nos vende esta sociedad mercantil. No nos damos cuenta de que esta «necesidad superficial» nos hace más infelices, menos plenos, y más dependientes. Una buena forma para trabajar esto sería hacer un listado de lo que verdaderamente necesitas y verdaderamente quieres, desde aquí priorizar y hacer posible desear la vida de forma razonable, el desear es bueno pero sin crear dependecia o necesidad. Los logros y aspiraciones materiales no aportan mucha felicidad, al menos largo plazo, pero lo que sí lo hace que cobre significado a largo plazo nuestras vidas es el efecto de nuestras relaciones con las personas importantes que tenemos cerca., las personas que queremos..
No existen emociones ni buenas ni malas pero si necesarias, es necesario tener momentos de estar abajo para luego estar arriba, forma parte de nuestro camino.
Es necesario entender la esencia para aceptarla o cambiarla y no luchar contra ella.
A continuación os expongo una historia oriental que narra la experiencia de dos monjes que estaban lavando sus vasijas en el río quienes vieron que un escorpión se ahogaba.
Un monje lo salvó rápidamente y lo dejó sobre la orilla. Al dejarlo sobre la arena, el escorpión movió rápidamente su cola y picó al monje, le hizo daño, produciéndole un gran dolor al monje.
Conforme iba disminuyendo el dolor, con el dedo aún hinchado, el monje volvió a la orilla para recoger la vasija . De nuevo vio caer al escorpión al agua, y seguimiento volvió a salvarlo, mientras lo dejaba en el suelo, el escorpión lo volvió a picar.
Su compañero le preguntó el por qué seguía salvando al escorpión sabiendo que su esencia es la de herir. El monje le respondió de forma segura y concisa : auxiliarlo es mi esencia.
Esta historia refleja la esencia de las cosas y la necesidad de aceptarlas tal y como son si no somos conscientes. O siendo conscientes, el poder de elegir entre mantener esta esencia o cambiarla.
Si conseguimos mirar el mundo a través de unos ojos bien abiertos, en lugar de quejarnos , aceptando el malestar y buscando soluciones o aceptando, valorando lo que se ha conseguido por encima de lo que no se ha conseguido, y aprendiendo el propio potencial. Dejando de exigirnos tanto y viviendo el momento, sabiendo que se ha actuado de la mejor forma que se ha sabido o podido en ese momento, sin juzgar, transformando esos tonos negros a grises para darle paso a esos tonos de colores tan bellos, desde la paleta de colores que nos vienen dado puede que limitada pero, pero desde aquí nosotros decidimos utilizar, mezclar y crear paisaje de nuestro propio lienzo de vida.
Y recuerda, ¡Tú eres el creador de tu mente!