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Home » Artículos » La falta de extremedad

La falta de extremedad

Por José Antonio Cordero.- Decía Unamuno: “Nunca dejes de usar una palabra que se te ocurra y creas necesaria.” Hoy usamos EXTREMEDAD para definir a la ‘pandemia’ que crece gravemente, que divide a los pueblos, aumenta la ira y el odio. La extremedad es una enfermedad social que aumenta porque la capacidad de análisis cada vez es peor.

Dos personas en una barca remando en una misma dirección llegan lejos, no importa quién esté a la izquierda y quién a la derecha, pero si cada uno va a su aire y tratando de aniquilar, ridiculizar o pisotear al contrario, lo más probable es que el camino sea larguísimo, agotador y con suerte de que no se hunda. Cuando el barco es grande hay más cabezas y más brazos, si todos o una gran mayoría van en una dirección, el barco llegará al paraíso soñado. Si el barco es tan grande como la división el futuro será terrible.

Un experto en fútbol dijo: “entiendo de balón, pero no de escudos.” Presidir un gobierno es entender cómo llevar bienestar y salud a la sociedad, pero si se gobierna bajo el dominio de un escudo partidista comenzará a faltar el respeto y se crearán graves divisiones, ahí es cuando demostrará que está enfermo de Extremedad.

La Unidad del pueblo no se logra por la fuerza o represión, sino con el valor de la educación y del saber hacer de cada ciudadano.

La extremedad es una enfermedad social milenaria, que crece en las masas poco cultivadas. No importa si son licenciados si suspenden en la educación más básica. La extremedad suele ser liderada por endiosados y con mucho afán de protagonismo, aunque se barnicen de un bien para el buen pueblo.

 A menor capacidad de discernimiento mayor será la extremedad.

La vacuna contra esa pandemia social es el uso de la inteligencia natural porque garantiza un crecimiento social completo.

Es difícil hacer razonar a un pueblo que en su mayoría prefieren escuchar noticias macabras y de crímenes. Los medios de comunicación con tantas noticias negativas contribuyen al mantenimiento de esta grave enfermedad social.

La extremedad mental se manifiesta no solo en política, sino también en el deporte, relaciones sociales y familiares.

Vivir saludablemente y huyendo de costumbres establecidas, como Comer ecológico, no es entrar en un extremismo fanático. Hacer lo contrario a aquello que hace una mayoría enferma y sin rumbo no es extremedad.

La extremedad es enfermedad muy costosa, es la ruina de cualquier país, incrementa cada año el gasto sanitario, necesita más cárceles, más ejército y policías, más armas y guerras.

Se pueden tener predilecciones por colores o por ideas, gustos o tendencias, pero repeler a otros es caer en la extremedad.

Las fronteras fueron creadas por la locura de la pasión, por la ambición de poseer más.

La guía que marca una senda segura y saludable es la que marca la mejor Constitución, es la constitución del Universo, que rige la Totalidad, el mundo visible e invisible, con leyes ordenadas, precisas y evolutivas. Como esta Constitución no tiene leyes escritas la forma de seguirla es vivir de acuerdo a la propia ley natural. La alianza con la Ley Natural se produce en la parte más íntima y profunda del ser humano.

La Ley Natural es integrativa. Por esta razón lo más adecuado ahora es tratar de vivir en unidad más que vivir en la confrontación. Es ridículo crear o volver a crear más fronteras que fueron obra de la pasión conquistadora, por la ambición de tener.

El amor a la patria es una religión social que no contempla el valor universal. Usar la palabra amor para estas cosas es porque no han experimentado que el Amor siempre es Universal. El Amor no es partidista, ni secesionista, ni combativo, ni crea limitaciones o barreras. Esa ideología social del amor a la patria es de una torpeza considerable, porque es pura ideología. Quitar la palabra amor estaría mejor.

Este mundo con sus culturas y sus lenguas es un lugar precioso, es un bello mosaico de diferencias. Da gusto viajar y no encontrar fronteras ni limitaciones.

Fomentar el odio es lo más opuesto al amor. Las religiones crearon grandes guerras y enfrentamientos, y aún se sigue matando en el nombre de Dios o de Alá. Cualquier cosa relacionada con destruir o matar es opuesto a la Constitución del Universo.

La violencia en la calle es el resultado de la violencia interna, de la mala salud mental y la falta de educación que bien llevada a cabo podría haber evitado todas esas anomalías.

El almacén que va llenándose de dinamita en cualquier momento que surja la chispa saltará por los aires. El cuerpo humano es un almacén que se llena de todo lo que metamos, si se llena buenos conocimientos, sabidurías y alimentos sanos del campo el resultado será extraordinario, pero si se llena de odio, comidas insanas y de hábitos enfermizos será evidente que el fanatismo habitará allí por décadas y en cualquier momento saltará la violencia y el crimen.

Cuando lo oficial es enfermizo y no funciona, la solución urgente es educar para que existan más personas sanas, inteligentes y con visión Universal. Esto no es un extremismo, ahora bien, si queremos eliminar la oscuridad no hay que ponerle bombas a todo lo que está oscuro, no hay que tratar de lanzar por la ventana a la oscuridad, simplemente hay que traer la luz y la oscuridad se disipará sola, la oscuridad rodeada por luz se convierte en luminosidad.

Cuando lo oficial tiene inculcado pensamientos Universales y sentimientos abiertos para todos sin distinción, es decir, cuando unas pocas personas de alto nivel de conciencia y sabiduría empiezan a gobernar, lo normal será que sean atacadas, porque la oscuridad que rodea la luz trata de apagarla. A la oscuridad le molesta la luz, por eso se dedica a poner trabas, impedimentos y organiza campañas de desprestigio y linchamiento.

Ha habido líderes que iniciaron su actividad con muy buenas intenciones, pero no cuidaron su equilibrio interior y cayeron en la torpeza del insulto y han tratado sin éxito de tumbar modelos establecidos durante siglos. Lo que está de caer cae, pero hay que saber nadar y cuidar la ropa. Perder el equilibrio interno es perder el valor unificador. La constitución del Universo actúa y va por delante de las acciones humanas, por tanto, no hay que tratar de ser bravos luchadores sino gentiles caballeros que desean crear vida y bienestar.

La Naturaleza ayudará a las acciones constructivas por tanto hay que olvidarse de la confrontación o la imposición de ideas que por muy buenas que sean deben ir poco a poco avanzando.

Lo más importante es el establecimiento del equilibrio interno, de avanzar en la riqueza interna, y luego actuar con formas educadas y equilibradas. El resto vendrá por añadidura.

CITA CON LOS GRANDES

«Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable». – Voltaire

“La serena razón huye de todo extremismo y anhela la prudencia moderada”. – Molière

“Donde habita la libertad, allá está mi patria”. – Benjamin Franklin

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