Por José Antonio Cordero.- La familia es afectividad, un núcleo de sentimientos y buenas emociones que no necesita legalidad ni consanguinidad.
A quienes sienten más proximidad con amigos que con familiares y para otros la familia es algo sagrado. Según las experiencias vividas el concepto cambia. La cambiante percepción, las experiencias positivas o negativas acumuladas, las personas son cambiadas de rango, más cerca, lejos o no querer ser vistos.
Pero existe una tendencia natural, una búsqueda continua en favor de uniones con otras personas, así hay quienes no sienten afecto o atracción por personas consanguíneas y sí más vínculos afectivos con otras personas de ‘ser mi familia’.
Por razones kármicas tuvimos estos padres y hermanos, pero con tantas vidas vividas es normal que encuentres en esta vida a amigos que fueron padres o hermanos. Por razones que sólo el corazón conoce las uniones familiares se repiten.
Un lazo creado por la naturaleza conviene mantenerlo en buen estado, el vínculo creado tuvo su razón de ser y por esta razón conviene que la afectividad y unidad no se rompa. Hay relaciones familiares que por razones kármicas no son buenas, pero si la naturaleza creó un vínculo cercano nuestro deber natural es no romperlo, desvincularse de malas maneras no es bueno para la evolución personal. Lo natural es que todo cuando hay bajo un mismo techo se mantenga unido y en buena relación.
Los conflictos que se generan bajo un mismo techo traen muy malas consecuencias, y aunque se salga corriendo la aspereza se pegará a la personalidad andante. No hay ninguna carrera veloz que supere al karma, que siempre aparece delante y a la vuelta de la esquina o a la vuelta en otra vida.
La familia es sagrada, oímos muchas veces. Un vínculo sagrado es nacer bajo un mismo techo, como también un vínculo sagrado es un compromiso firme y decidido de formar un hogar, crear una familia. El término sagrado se debe a la acción nacida del corazón más que por cualquier firma o compromiso civil o religioso.
El empeño, cabezonería, interés o ser arrastrado por una pasión pasajera no crea un vínculo sagrado. Un vínculo es un injerto y hay injertos que nunca salen bien porque nunca se fusionó con el tronco principal. El tronco principal en los seres vivos está en la Conciencia, en la parte más íntima que siente el corazón.
Un corazón puro crea vínculos allí donde se exponga, no conoce barreras ni razas, ni se deja arrastrar por lo que diga la lengua, sino por aquello que siente. El corazón admite, perdona y ama, y el intelecto juzga y clasifica, baja o sube de rango a los demás.
El corazón que crece es imparable y encuentra su culminación cuando de verdad siente la máxima: “El Mundo es mi Familia”.
Las emociones crearán vínculos que será como ellas mismas, siempre fluctuantes, cambiantes, te quiero ya no-te-quiero, hoy blanco y mañana negro. Al que fue sometido, manipulado y castigado luego no es vinculado con un abrazo o beso, porque serán gélidos. Los vínculos sagrados son cálidos, amorosos, son los nacidos del mejor matrimonio: ‘mente fría y corazón caliente’.
Corazón ardiente en mente ardiente fuego seguro, pasión asegurada, pero vínculo imposible.
Los conflictos aparecen por incapacidad de comunicación afectiva. La vinculación es imposible cuando el interés personal es mayor que el bien común, sin embargo un enorme vínculo se crea cuando se ‘sacrifica’ el interés o apetencia personal por una alianza superior, pero ese sacrificio es sagrado, no es sangrante ni se da un paso atrás, es cambiar una apetencia personal por un interés colectivo que tendrá un resultado superior.
Las alianzas se hacen eternas cuando actúa el pegamento del corazón.
Los reglamentos no unen a los pueblos, los recursos ante el Constitucional no evitan ni crean vínculos sociales, como desvinculante es que menos de 200 trabajadores impidan la circulación de 2000 trenes y creen un daño considerable a cientos de miles de personas.
El uso de la fuerza desvincula, no une a los pueblos. La forma sencilla de hacer las cosas son las que unen. El mejor ‘uso de razón’ viene de la inteligencia pura, la misma que gobierna la naturaleza y que mantiene las diferencias sin conflicto. Las estrellas, los planetas pueden ser antagónicos, algunos por su naturaleza parecen irreconciliables, pero no chocan entre sí porque crearían destrucción masiva. La inteligencia de la ley natural los mantiene en movimiento, haciendo que cada estrella tenga su función natural.
La desgracia viene cuando uno se siente estrella única, principal, autoritaria, ya sea en la familia o en la sociedad; su falta de inteligencia crea conflicto. El liderazgo con falta de inteligencia genera conflictos. A las estrellas sociales, las que se ven en la tierra y no en el cielo estrellado, les atrae entrar en conflicto continuamente con otras estrellas haciendo uso de sus complejos intelectos muy informados y con una palabrería de gran altura. Si eso ocurre en los líderes sociales la sociedad no avanzará a menos que se dé una mejora colectiva, lo gracioso es que luego las estrellas se auto-condecoran.
Es un desastre que las estrellas luchen entre sí. ¿Se imaginan a las estrellas del cielo chocando entre sí? Poco duraría la vida en la tierra. ¿Se imaginan a la estrella Papá y a la estrella Mamá chocando continuamente? La vida en familia durará poco o será un desastre enfermizo que tragarán los hijos. Y ahora no se imaginen nada, solo pongan la TV y verán a los líderes chocando cada día (escrito sin interrogante para que no sea una ‘pregunta impertinente’). No echemos piedras sobre los demás porque las estrellas reflejan los rallos del estrés colectivo, de los ciudadanos que son capaces de apedrearse y matarse por las calles.
Cualquier estrella que provoque voluntariamente la confrontación comete un grave delito que la Ley Natural no dejará pasar con su ley del karma, aunque la ley civil o penal pase página.
La vida familiar seguirá en alto riesgo mientras siga sin ‘vínculos sagrados’. La unidad familiar es la base de la vida social. Pretender vínculos sociales es propio de inteligencia artificial, adornada por intereses partidistas o religiosos. Los vínculos sagrados no se hacen desde el cielo, ni desde arriba, ni desde el estrado, se hacen bajo techo, bajo el techo familiar y empresarial, y por supuesto bajo la escuela y la universidad.
¡¡Allí donde domine la razón de la sencillez dominará la Vida Pura!!
El Conocimiento preciso, el más adecuado al momento se encuentra en la Conciencia Pura. Saber qué hay que hacer en cada momento es propio de la Inteligencia pura, es nuestro manantial de Sabiduría capaz de crear vínculos eternos que vienen de mentes y corazones en plena alianza con la Ley Natural.
CITA CON LOS GRANDES
“La fortaleza de una nación deriva de la integridad del hogar” -Confucio.
“Un hogar será fuerte cuando esté sostenido por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente” -Confucio
“Para una persona no violenta, todo el mundo es su familia” -Mahatma Gandhi.
“El que es bueno en la familia es también un buen ciudadano” -Sófocles.