Por Jessica J. Lockhart.- En muchas culturas humanas existen ciertos conceptos, palabras y términos que suscitan nerviosismo, incomodidad o incluso temor entre las personas. Son muchos los temas económicos, financieros y de ahorro que a veces causan ese tipo de reacciones. Oímos hablar de dinero, de finanzas, de beneficios o resultados y nuestra mente se cierra un poco al flujo de información. No nos gustan esos asuntos, por muy necesarios que resulten. Y como consecuencia, no somos capaces de abordarlos de manera abierta y objetiva. Nuestro propio cerebro nos juega la mala pasada de no permitirnos aceptar la información económica con ecuanimidad y sencillez.
La humanología es la disciplina que estudia al ser humano y nos permite comprenderlo mejor. Aplicando el conocimiento de la humanología, podemos entender cuáles son nuestras limitaciones y bloqueos también en el campo económico y cómo evitarlos y superarlos. Aprendemos, a través de sus herramientas prácticas, a abordar este campo humano con mayor libertad y así establecer y alcanzar metas y objetivos que antes ni siquiera podíamos imaginar.
Cuando un bebé viene al mundo, no tiene creencias ni convicciones. No tiene opiniones ni maneras determinadas de ver el mundo. Pero eso pronto cambia. Con cada nueva experiencia y lección que la vida le da, el bebé comienza a deducir cómo funcionan las cosas y a interpretar qué es lo que le está ocurriendo. Si sus interpretaciones se confirman con suficiente frecuencia, poco a poco se fosilizarán adoptando la forma de creencias. El pequeño utiliza entonces esas creencias o convicciones para mirar al mundo y tomar sus decisiones. Nuestras experiencias actúan como filtro en nuestra manera de ver y comprender la vida y ese filtro es personal.
En el terreno de las finanzas y la economía un ejemplo muy extendido y básico de creencia podría ser la tan habitualmente transmitida de padres a hijos, “el dinero no trae la felicidad.” Cuando un niño crece en un entorno en el que se repite esta frase (o similares), el mero hecho de escucharla en boca de los adultos puede constituir una primera exposición a esa idea. Si más adelante ocurre algo en la vida de ese niño que confirme que “el dinero no trae la felicidad,” como por ejemplo que el niño reciba todo tipo de regalos o que vea que sus padres no carecen de nada pero que no hay felicidad en el hogar, esa interpretación o visión del mundo se reforzará.
Otro ejemplo de creencia económica podría ser: “mis ahorros deben permanecer en una cuenta bancaria para estar seguros.” Si una persona así lo cree, toda aquella inversión que no sea en una cuenta bancaria le planteará problemas de inseguridad. Estará por lo tanto limitada por sus creencias.
Todas las personas tenemos creencias y convicciones. Nos resultan necesarias porque sin ellas no podríamos avanzar ni tomar decisiones. Cuanto más sólidas sean nuestras creencias, más fuertes sentiremos los cimientos sobre los que nos alzamos en la vida y más seguros nos percibiremos.
A fin de mantener la solidez de nuestras creencias, el cerebro humano busca confirmarlas en todo momento. Cuando dudamos de ellas, por los motivos que sea, nos sentimos inseguros. De ahí que siempre encontremos confirmación a nuestras creencias en el mundo que nos rodea.
Sin embargo, algunas de nuestras creencias y convicciones nos limitan y bloquean. Si vemos el mundo a través de ellas, hay muchas cosas que no percibimos. Nuestro cerebro se encarga de ello a fin de mantener la solidez de nuestros cimientos. Como resultado, no podemos avanzar todo lo que resultaría posible e incluso deseable.
Con frecuencia, las creencias o convicciones de las personas implican miedo: miedo al futuro, miedo a perder el control, miedo a equivocarnos… Los miedos financieros se basan en creencias limitantes que hemos adoptado en cuestión económica. Comprender cuál es la creencia que los provoca nos permite trabajar sobre ellos y cuestionarlos o incluso eliminarlos, si decidimos que ya no están a nuestro servicio.
La humanología financiera aplica el conocimiento del ser humano incluso al campo económico ayudando a las personas a comprender, cuestionar e incluso cambiar sus creencias, convicciones y miedos y liberarlas así de limitaciones y bloqueos.
Las herramientas que nos brinda la humanología financiera son prácticas, sólidas e integrales. Se aplican a cada persona de manera individual y personalizada, pudiendo así adaptarse a todas las circunstancias y situaciones. Nunca antes se ha abordado el mundo monetario desde una perspectiva tan humana y académica a la vez.
Jessica J. Lockhart
Mur interesante, como puedo hacerlo? D’onde puedo saber mas?