Por Ramiro Calle.- Sin sus sadhus la India no sería lo mismo. Hay varios millones de sadhus en la India, y aunque muchos son unos vagos sin la menor inclinación espiritual, otros son en sí mismos portadores de la ancestral sabiduría de este insólito país que nunca deja de sorprendernos. Durante muchos años me convertí en un «cazador» de sadhus, eremitas, renunciantes, mentores, ascetas y gurus, en busca de instrucciones para seguir la larga marcha hacia la autorrealización.
El sadhuísmo es un fenómeno único en el mundo y que se ha desplegado con todo su vigor e inspiración en la India. Los sadhus, desde muy antaño, han formado parte de la «contrasociedad» o sea que han sido un desafío incesante contra la sociedad desacralizada, extraviada en lo aparente e ilusorio, de espaldas al Orígen. La foto que comparto con vosotros es de José Ignacio Vidal, que ha regresado de la India tras permanecer allí dos meses. He cenado con él y vibrado con sus experiencias, de las cuales ya me iba poniendo al corriente día tras día a través de enjundiosos mails. José Ignacio escribe fenomenalmente y es un fotógrafo realmente excepcional. Os recomiendo vívamente que consulteis su facebook. Aparece como el facebook de Nacho Vidal Morán.
No os lo perdais y me agradecereis la recomendación, seguro. José Ignacio ha permanecido varias semanas en Benarés y luego ha recorrido las tierras sureñas de la India, a su aire, teniendo que bregar con los erráticos e imprevisibles, y no pocas veces desesperantes, conductores de coches de alquiler, que a menudo se convierten en el peor enemigo del viajero. Ha estado dos semanas en el ashram de Ramana Maharshi, donde la gente es humilde, devota y entrañable, bien diferente a la altiva, engolada y fría que con no poca frecuencia uno se encuentra en el ashram de Aurobindo en Pondinchery. José Ignacio se ha dado un baño de India. Por mi parte acabo de regresar de París, donde fuí a visitar el museo Guimet de las artes asiáticas, una verdadera maravilla, que ya me recomendara hace muchos años mi buen amigo el vagabundo y sadhu a la occidental Rafael Campeny. Estuve contemplando la casa de Víctor Hugo, quien declaró: «La India es nuestra gran abuela. Nosotros la veneramos». Al fín y al cabo, ¡India es India!.