Por Belén Muñoz Naranjo.- “Los semejantes y los antagónicos son lo mismo, los opuestos son idénticos en naturaleza y diferentes en grado”.
…. Como…el frío y el calor; la luna y el sol; el amor y el odio; la tempestad y la calma; arriba y abajo; dentro y fuera; bien y mal….
Imaginemos que estamos en el cine y vamos a visualizar una película, un tanto diferente, pues antes de empezar, nos ofrecen una ligera introducción de los principales elementos que van a desarrollarse para que el film funcione.
– Buenas tardes – comienza la directora con una sonrisa en su rostro – es ésta una pequeña clase de guión. Acomódense y mantengan la mente abierta. Gracias.
En toda película siempre contaremos con un protagonista, o con varios; el protagonista es la figura principal en torno a la cual, girará toda la historia. Este protagonista, reúne cualidades con las que nos sentimos identificamos, o que enjuiciamos como buenas.
Por otro lado, está el antagonista; es el opuesto al primero, el malvado que lucha contra él. Reúne cualidades que detestamos, con las que no nos sentimos identificados y, por supuesto, que enjuiciamos como malas. Los antagonistas varían desde una persona, pasando por la meteorología o incluso el destino. También encontraremos personajes secundarios enmarcados en uno de los dos bandos.
Además, toda historia tiene puntos de crisis; son aquellos que cambian el estado en el que comenzó la película, un movimiento que implica otro movimiento como respuesta. Los puntos de crisis crean la tensión, que se resolverá con el climax o la resolución del conflicto, ya sea favorable o desfavorable para el protagonista. En las películas, suelen darse alrededor de tres, que crean sub tramas dentro de la trama principal. Es a través de estos puntos de crisis, donde el protagonista saca su fortaleza interna. El contexto en el que se desarrolla la película, puede ser desde una habitación hasta en el espacio interestelar… – sigue con su explicación. Da las gracias y comienza la película. Nos sentimos críticos de cine.
Ahora imaginemos que los seres humanos, somos los actores de una película:
Nuestro escenario es el mundo; los puntos de crisis, los problemas y dificultades con los que tenemos que lidiar. Y cada uno de nosotros vamos a representar un papel. ¿Con cuál te identificas?; ¿el héroe bueno?; ¿el malvado antagonista? Los malvados suelen ser los demás, ¿Cierto?
¿Y si me atreviera a afirmar que protagonista y antagonista sois todos, el conjunto de una misma persona? Seguramente, ya no estarían tan de acuerdo conmigo. Pues lo son. Todos nosotros, somos esos dos personajes.
La no aceptación de tu antagonista, es lo que forma, conforma, y refuerza tu sombra. La sombra, fue el primer concepto que llegó a mis manos a través de un video y, posteriormente, del libro de la autora Debbie Ford “El secreto de la sombra”.
La sombra, podría resumirse como esa parte de ti no reconocida, que consideras mala y reprochable, y por tanto, no aceptas. Te esfuerzas en esconderla, tanto, que reniegas de ella. Pero la sombra acaba por salir, multiplicando sus efectos tanto como energía hayas invertido en negártela.
Pongamos mi propio ejemplo: durante toda mi vida, actué políticamente correcta ante una situación muy delicada; no conseguía ni pretendía exteriorizar mis sentimientos. Hasta que un día, la patata caliente explotó e hice algo desorbitado. Mi sombra salió, arrasó y quemó todo el campo. Pude comprobar qué es la sombra y cuáles son sus efectos
¿De dónde procede, o más bien, cuáles son los factores que influyen para su formación?
En un primer momento, la sombra comienza a configurarse a partir de todos los impactos y mensajes que recibimos de nuestro primer círculo, la familia. El círculo comienza a ampliarse: llegan las amistades, las instituciones que educan, la entrada en la sociedad, etc.
En nuestra etapa de aprendizaje, nuestros familiares se encargarán de transmitirnos y enseñarnos todas las pautas para contribuir a nuestro correcto crecimiento, de acuerdo con todas las creencias que ellos mismos un día recibieron, así como su propia experiencia de la vida (no olviden que cada percepción es personal y tan solo una óptica de todos los cristales que conforman la realidad). Nos enseñan a diferenciar lo que está “bien” y lo que está “mal”, lo que es aceptable y lo que no lo es.
El sistema de creencias individual y del clan, la familia, está basado y subordinado a su vez al sistema de creencias de la zona geográfica en la que nos encontramos, con sus subsistemas de creencias (no es lo mismo oriente que occidente, incluso en el norte y sur de la península ibérica).
Ese niño sigue creciendo, e irá a una escuela donde le enseñaran más normas de educación y encontrará otro círculo, los amigos, con su propio sistema de creencias.
Los profesores, en muchas ocasiones coaccionados por el gobierno *¹, serán también los encargados de transmitir todo aquello que consideran legítimo para la educación de pequeños.
La sombra comienza a formarse en el momento en que el niño hace algo, y le dicen que es malo. Al aceptar que el acto que realiza es malo, está aceptando que hay algo malo dentro de él. De esta forma, la sombra comienza a formarse y se irá desarrollando a medida que la persona sigue construyéndose y entrando en sociedad, interactuando con el colectivo*².
Y comenzamos a fabricar una máscara, primero hacia los demás y posteriormente hacia nosotros mismos.
Esta máscara… bueno, es falsa. Y cuando quiero decir falsa, me refiero a que no eres tú. A que no se corresponde con tu verdadera identidad. Existe un verdadero complejo arquitectónico mental que justifica el por qué y para qué de la máscara. Todo cierto seguramente. PERO LA MÁSCARA NO ES REAL. Por muy ciertos que sean los argumentos construidos en torno a ella, no son más que humo.
La máscara hace daño. Hiere. Porque nos desacredita ante nosotros mismos. Porque el mensaje que nos estamos enviando es: no eres suficiente siendo simplemente tú. Tus pensamientos y sentimientos, y la comunicación y realización de ellos no son dignos. Realmente sé de lo que estoy hablando. El eterno monólogo de mi máscara ha tomado muchos formatos pero siempre ha tenido el mismo final: la mutilación del ser.
En la vida de todas las personas hay un punto de inflexión: el momento de su llegada no está determinado, tampoco la forma. Pero el contenido siempre responde a lo mismo. ¿formularlo con una pregunta o una afirmación general? Ni de broma. Hay acontecimientos que las palabras no pueden explicar. Pero si te ha llegado, sabes a lo que hago referencia.
Luego de pasar un tiempo, hay una decisión: tomar un camino, una decisión. Si esa decisión está encaminada hacia el encuentro del sentido de la existencia y de uno mismo, esto te interesa. La aceptación. La identificación de la máscara. La desarticulación de la misma.
El árbol de la ciencia del bien y del mal es la representación metafórica de este mundo de opuestos, de la caída del hombre (al mundo que hoy conocemos) y su expulsión del paraíso (estado de consciencia puro).
Sin embargo, bien y mal son conceptos que engloban un mismo Todo; si únicamente nos identificamos con una parte, dejamos de lado la totalidad que ambas conforman.
Posdata: no creas nada de lo que aquí leas. Compruébalo con tu experiencia. Dale un espacio en tu interior, quédate con lo que resuene, desecha lo que no. Lo que para mí es verdad, no tiene porqué serlo para ti. Lo que a mí me hace bien, a ti puede destruirte. Existen tantos caminos… tanto como personas.. pero todos llevan a lo Mismo.
Gracias Padre, Gracias Madre, Gracias Todo.
*¹nota: ¿Quiénes dirigen los intereses de los gobiernos?
*²nota: el hombre necesita sentirse parte de un colectivo, tener un lugar y una identidad concreta dentro de la masa.