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La memoria del corazón (caminos)

Por Carolina Funes.- Es sensato comprender que en la vida no hay caminos correctos o incorrectos pues simplemente hay un rumbo para cada uno.

Se cree que los caminos equivocados son aquellos que se toman una y otra vez para reproducir aquello que en ésta vida o incluso en otras se debe aprender pero ¿Son caminos equivocados acaso?

Elegir las mismas situaciones una y otra vez aún a costa del sufrimiento muchas veces permite, si uno lo desea cambiar de dirección y en esa decisión es cuando aparece otro camino. No hay buenos o malos sólo son diferentes.

Ante el descubrimiento de la oscuridad que reside dentro de uno puede llegar a sentir miedo y por ello muchas veces uno decide anclarse al costado del camino a descansar. Pues para mejorar como seres humanos alguna cualidad primero resulta necesario conocer su parte negativa y eso duele. Duele porque si uno decide que quiere aprender a amar seguramente es porque ha conocido la ira y por ello sufrido. Sin embargo hay que avanzar.

Esa parada al costado del sendero se puede tornar demasiada larga y sin perder tiempo el ego te insta a quedarte en la comodidad de lo estable. El miedo a no saber que hay más adelante es lo que no permite tomar las riendas y avanzar.

Al elegir las mismas situaciones lo que se hace es cruzar de una vereda hacia otra pero no se trata de un cambio capaz de redireccionar el rumbo. Para que ello suceda es importante que se sucedan nuevos escenarios con protagonistas completamente diferentes que puedan aportar nuevos aprendizajes para la evolución mental y espiritual de cada uno.

Y en cada uno de éstos recorridos muchos son los que pueden ver más allá de sus propias narices y no necesariamente transitan la experiencia del sufrimiento en carne propia sino que descubren dentro de sí el mismo estado que aquellos que han aprendido a través de las vivencias. Pues ambos pueden llegar a sentir con la misma intensidad, sólo que los caminos para conocer son diferentes. Entonces para poder discernir acerca de los sentimientos tanto de amor como perdón o sufrimiento no resulta importante los textos teóricos ni atravesar la experiencia en sí misma sino que resulta inefable una apertura de consciencia y captar así la esencia de lo que uno es como ser humano. Una consciencia fuerte y poderosa que puede hacer o deshacer todo lo que se proponga. Este poder es la consciencia que sabe es espíritu o alma.

Cuando al fin te abres hacia la infinita consciencia puedes comprender que tu recorrido es sumamente importante para el mundo y es en ese instante cuando surge en ti la intención de mejorar. Aquí puedes cambiar, aquí puedes avanzar en tu camino. Ya no será más de lo mismo pues tu intención de salir de esa situación se manifiesta a través de un escenario diferente. Ser consciente de los actos sucedidos permiten dejar atrás lo negativo del Ser para avanzar con un corazón autentico, sincero y sin miedos.

Carolina Funes

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