Noticias Mindalia.- A lo largo de la historia, son muchas las multinacionales que han estado en el punto de mira de asociaciones ecologistas, colectivos ciudadanos y ciertos ámbitos políticos, por sus malas praxis, sus ataques al medio ambiente, su ausencia de sostenibilidad o sus perjuicios para la salud humana.
Una de las últimas en hacer púbico su malestar con una gran compañía es la Ministra de Ecología francesa, Ségolène Royal, que en una entrevista en Canal Plus ha instado a la población mundial a boicotear la Nutella por su contenido en aceite de palma.
Francia no está sola, hay otros estados europeos que están en contra del aceite de palma porque favorece la deforestación masiva en algunos países y contribuye al calentamiento global, hechos que han llegado incluso a provocar conflictos diplomáticos con los países productores.
A pesar de ello, este aceite se encuentra en productos que podemos adquirir fácilmente en las tiendas y que forman parte de la alimentación de mucha gente. Se encuentra en la masa de las pizzas, en las margarinas, lo utiliza la industria de los panes de molde y los helados, así como algunos preparados de fideos instantáneos. Pero no solo se utiliza en el mercado alimenticio sino que también se aplica a productos de limpieza, cosméticos y producción de biocombustible.
La Ministra francesa ha señalado que, para la creación de productos como la Nutella, ‘el aceite de palma ha sustituido a los árboles’, por ejemplo, ‘y eso ha producido daños considerables’, apunta.
Estos daños colaterales han llevado al país galo, Bélgica y Suecia a llevar a cabo campañas muy contundentes contra el aceite de palma, llegando incluso a eliminarlo de muchos productos. Además, su reputación también ha comenzado a caer entre los consumidores, por su alto contenido en grasas saturadas y los excesos medioambientales que tiene su producción en países como Indonesia y Malasia.
Esta eterna lucha contra algunos productos que, debido a su mal uso, se convierten en productos perjudiciales, es el pan de cada día para organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en sus siglas en inglés), que lleva mucho tiempo denunciando la tala masiva de la selva para sustituir la vegetación por palmas y la destrucción, por ende, de hábitats de animales como los orangutanes de Borneo.