El Sahara es el desierto más grande y conocido del mundo; su extensión podría compararse a la de todo Estados Unidos.
En su contexto de tierra, tormentas de arena y clima árido, se creía muy complicado el desarrollo de vida animal o vegetal, pero, gracias al avance de nuevas tecnologías, se han descubierto más de 1.800 millones de árboles en su zona oeste.
Estos árboles, que presentan una gran frondosidad, han sido denominados “árboles solitarios”.
El descubrimiento ha sido posible gracias a 11.000 imágenes entregadas por la NASA y, aunque no se pone fin a la problemática de la deforestación a nivel mundial, si que se apuntan consideraciones que podrían mejorar el futuro del planeta.
El hallazgo supone una revolución en el pensamiento que se tenía en torno a los ecosistemas, ya que afirma lo que se creía imposible: la vegetación puede adaptarse a las extremas condiciones del Sahara.