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La nueva energía y los cambios internos

mindalia-nueva-energiaPor Alicia Sánchez Montalbán.- Desde el 21 de diciembre de 2012 nos hayamos inmersos en una gran transformación energética. Los pilares de la vieja era se desmoronan, dejando paso por fin a la nueva energía, que anhelaba expandirse por el planeta y entre la humanidad.Una energía mucho más sutil y amorosa, acorde con la Nueva Era, que ya se abre paso.Sin darnos cuenta dejamos atrás siglos y siglos de desesperanza y lucha, en los que la balanza se desequilibró demasiado, causando horrores innecesarios.

Hoy, la nueva energía nos invita a liberar también a nuestras mentes de aquella influencia. Las viejas costumbres nos desequilibran más que nunca.Responder con rabia a las provocaciones complica exageradamente los conflictos.Sumergirse en el miedo, impidiéndose a uno mismo hacer lo que el alma le está pidiendo, genera confusión y estancamiento. Nada sale bien. Todo se complica, como si todas las puertas se cerrasen.

Las personas sienten una gran desazón interna, una especie de llamada, hacia un lugar desconocido e incierto que genera confusión y, en muchos casos, temor. El destino, en la Nueva Era, no está escrito. Lo escribimos nosotros con nuestros pasos. No hay sendas conocidas, ni rutas seguras que nos permitan avanzar sabiendo hacia donde nos dirigimos. Hay que descubrirlas caminando.

Nos hallamos así ante un gran reto: soltar todo lo conocido, desprendernos de todas las costumbres, atrevernos a avanzar desnudos, sin creencias que nos limiten, para demostrarnos a nosotros mismos que podemos y sabemos hallar el camino.

Avanzar desnudos implica echar mano de la confianza, para no quedarnos quietos, abrumados por la inseguridad que nos produce la incertidumbre

¿Hacia dónde vamos?

¿Cómo se camina por aquí, si nada de lo que aprendí ahora me sirve?

Simplemente confiando en los recursos internos y en la voz que nos guía desde adentro.

La energía de la Nueva Tierra nos está invitando a crecer, para evolucionar de la mano de nuestras almas, comprobando por fin que siempre supimos.

Habitamos ahora en un nivel de frecuencia superior, como si hubiéramos pasado a la universidad, de repente. Ya no somos niños que necesitan ser rescatados o protegidos. Comenzamos a ser adultos en el cambio de conciencia que la nueva energía impulsa ahora en la Tierra.

Como adultos que aprenden a desenvolverse en este nuevo medio vital tenemos que descubrir por nosotros mismos las soluciones a las dificultades que se presentan, hallar las respuestas a todas las preguntas, sin que otros nos las digan. Siempre estuvieron en el mismo sitio, pero se acabó el tiempo de los profesores que resolvían por nosotros los acertijos. Ahora nos toca resolverlos a nosotros mismos, echando mano de nuestra gran sabiduría interna.

No somos niños que necesitan ser rescatados de su inconsciencia. Ya no. Ahora somos adultos aprendiendo a vivir en la Nueva Era.

La energía que trae este nuevo tiempo no tienen nada que ver con la que anteriormente vivimos. La lucha, la separación, el odio, el miedo y la mentira ya no tienen cabida en la Nueva Tierra, aunque aún convivimos con ellos, porque todo eso está impreso en la conciencia colectiva, ese egrégor inmenso que hemos creado entre todo, con nuestros actos, pensamientos y palabras.Un ente sin alma, que se mantiene vivo gracias al poder de la intención y a la fuerza de la unidad. Cuantas más personas se enfoquen en la energía de la vieja era, más lenta será la transición a la nueva.

Por eso, el primer paso para permitir, dentro de uno mismo, el cambio de conciencia es desconectarse de la conciencia colectiva. Decir basta. Soltar en lastre que nos une a ella. Ese lastre son las creencias y las costumbres que nos llevan a vibrar en el miedo, la separación y la lucha.Cuando me mantengo en ellos, todo a mi al rededor se confunde, para demostrarme que ése ya no es el camino. Las viejas soluciones ya no solucionan, porque están basadas en la vieja energía, algo que sólo existe ya en la conciencia colectiva.

Las nuevas soluciones deben abrirse paso desde cada corazón, permitiendo que sea el alma la que nos guíe hacia la nueva senda.Eso, a veces, aterra, porque no sabemos hacia donde nos dirigimos. No hemos vivido antes en ese lugar. No sabemos que sucederá allí ni con qué nos encontraremos por el camino. Sin embargo, se trata precisamente de eso, de desarrollar la autoconfianza, avanzando con la certeza de que seremos capaces de resolver todas las complicaciones; de que podremos mantener el rumbo, a pesar de las dificultades, porque la energía de la Nueva Tierra nos impulsará para que continuemos avanzando.

Se trata, al fin y al cabo, de una prueba de confianza y voluntad. El primer examen que nos presenta la universidad de la Nueva Tierra.

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