Por Mónica Abad Correa.- Muchas de las veces pensamos que estamos perdidos cuando nos hallamos en un laberinto de emociones, consideramos que no hay lugar para encontrarnos a nosotros mismos.
A partir de las experiencias vividas calificamos como nos sentimos o creemos posicionarnos en un nivel de miseria personal.
Pero ¿qué necesitamos para poder salir de ese letargo de emociones y encontrar ese lugar esperado, donde podamos reposar del sufrimiento en nuestras vidas?
Encontrarnos, si encontrarnos con uno mismo, trabajar en lo que deseamos y no dejarnos limitar por nuestra mente subconsciente que no nos deja avanzar, no funciona con una varita mágica, implica autoconfianza y ese es uno de los pasos mas precisos en este camino hacia nuestro encuentro.
Delimitar nuestra visión y nuestras propias virtudes, darnos cuenta de lo ingeniosos que somos y todo lo que podemos lograr sin dejar que factores externos nos determinen, saber que nuestra propia singularidad nos hace únicos e irrepetibles, que como nosotros no hay dos, que, como tú, solamente tú.
Las creencias positivas en nuestras vidas también influyen en esta búsqueda de conocimiento que nos permiten descubrir nuestra humanidad y el camino hacia la conquista de la libertad emocional.
Es así, que salir de ese laberinto no es imposible cuando tenemos el valor y sobre todo la voluntad para hacerlo, esa es la singularidad de las emociones, el camino que nos hace libres y únicos en nuestra existencia.