Por Daniela Laura Conrero.- Pensamos que sabemos la verdad sobre muchas cosas, tenemos certezas que creemos inamovibles…Nos gusta mucho tener la razón … es muy importante para nosotros… ¿Nos hemos detenido a pensar porqué es tan importante? ¿Porque preferimos romper una relación con otra persona, lastimar a alguien, pero demostrar que la razón está de nuestro lado?
La respuesta es el ego… el ego se fortalece en nosotros cuando debilitamos a alguien, si tenemos la razón somos mejores, eso nos hace creer nuestro ego, si la otra persona está equivocada, es menos, está por debajo de nosotros, podemos mirarla desde arriba, y fortalecernos gracias a su debilidad. Este mecanismo es inconsciente, el ego nos hace creer que discutimos en honor a la verdad …No hemos entendido nada…seguimos con nuestra mente dual de la tercera dimensión.
Tenemos que ir acallando nuestro ego, para poder ser más espirituales, para poder salir del esquema dual de conciencia que hoy nos domina, saber que no es importante tener siempre la razón, que a veces es preferible no entrar en discusiones sin sentido…si de verdad estamos en lo cierto, la otra persona en algún momento lo podrá ver… ¿Y si no tenemos la razón? Aunque creamos haber abarcado todo, siempre existe la posibilidad de que haya algo que no estemos considerando, algo que se nos escape, un lado que no podamos ver.
Pongamos un ejemplo, estamos viendo un cubo de color rojo, pero hay otra persona que dice que es de color verde, sin embargo, lo estoy viendo y sé que es de color rojo. ¿Qué podría estar sucediendo? Que ambos tengamos parte de la verdad, porque 3 de sus caras son rojas y otras tres verdes, y según donde este parada la persona puedo verlo de color rojo o verde, o incluso alguna persona ubicada en otro sitio podría verlo de ambos colores. Esto significa que según nuestra perspectiva vemos una parte de la verdad.
Pongamos otro ejemplo para captar mejor la idea, estamos viendo un cubo y decimos con absoluta convicción que es de color rojo, hay otra persona sin embargo que afirma que es de color azul…vuelvo a mirar el cubo y es rojo, recorro todas sus caras y es rojo, me he movido, he recorrido todo el cubo ya tengo todas las perspectivas posibles, la otra persona insiste en que es azul, que lo está viendo, que ha recorrido todas sus caras y es azul… ¿Cómo puede esto entenderse? Si yo actúo con mi mente dual, digo sin temor a equivocarme que la otra persona miente, que es un tonto, que quiere engañarme…yo sé que es rojo, no es que lo crea es que lo sé, me digo a mi mismo…
Es que estoy 100% seguro, y como tengo un pensamiento dual, creo, si yo tengo la verdad, la otra persona está equivocada…para mí no hay más opción, o el cubo es rojo o no lo es… ¿Qué ocurre? Lo que pasa es que no estamos considerando otra dimensión, yo puedo ver un cubo rojo por todas sus caras por fuera, y la otra persona estar viendo un cubo azul en todas sus caras por dentro y ambos tener razón…O parte de la razón ambos. Hay verdades que no podemos abarcar en esta dimensión, por lo tanto, si no pedimos la ayuda de seres de otra dimensión no vamos a poder llegar a la verdad absoluta, no vamos a entender.
Cuando mi ego está muy grande y considero que tengo un vasto conocimiento, y estoy 100% seguro de algo, que sucede?… dejo de escuchar al otro, hago como que escucho, y creo que poniendo mi oreja y silenciando por un rato mis palabras, estoy escuchando, cuando en realidad no lo hago. ¿Para que escuchar, si tengo el 100% de seguridad de que estoy en lo correcto? Hago como que…y en ese mismo momento pienso cómo “hacerle entender”, cómo explicarle para que “se dé cuenta”, “para que entienda” …No escucho, me creo dueño de la verdad…
¿Cómo hacer para aprender a escuchar?, primero reducir nuestro ego, y nuestra soberbia. ¿Cómo? considerando que el otro puede tener razón, porque, aunque creamos haber abarcado todo, haber considerado todo, a veces aun así puede que no estemos viendo la totalidad, todos los puntos de vista. Podemos y es saludable tener convicciones, creencias, pero debemos siempre mantener en un 90% nuestra seguridad, y dejar un 10% para la duda, eso nos va a posibilitar escuchar, respetando al otro, e intentar aprender algo de él. Cada vez que escuchamos ampliamos nuestro campo de percepción. Escuchar es ponernos a disposición del otro dejando de lado todo preconcepto. Escuchar es silenciar nuestro pensamiento, para tratar de entender su punto de vista, y considerar que puede tener parte de la verdad…Cuando escucho, me hago uno con el otro para completar un concepto, para ampliar la visión de ambos, cuando quiero imponer mi verdad, me separo del otro, lo hago mi oponente, funciono con mi mente dual, con el ego.
Vivimos en un mundo en donde la verdad está fragmentada, esparcida en los cuatro jinetes del apocalipsis, la religión, la economía, la política, y la ciencia.
Dentro de la religión, dividida en las cinco grandes religiones reconocidas, Judaísmo, Islamismo, Cristianismo, Hinduismo, y Budismo.
En la economía, en el Mercantilismo, la Escuela Fisiócrata, Escuela Clásica, Escuela Liberal, Escuela Marxista, Escuela Neoclásica, Escuela Austríaca, Escuela Keynesiana.
En Política, en el Estado Absolutista, Estado Liberal, Estado de Bienestar.
En Ciencia, en el Positivismo, Hermeneútica, Dialéctica, Racionalismo Crítico.
La verdad está repartida en cada una de las corrientes de pensamiento, para llegar a ella es necesario unir todas las ramas, las corrientes, tomar los trozos de verdad parcial que hay en cada pensamiento separado en cada teoría, y unirlos para lograr la verdad absoluta. Por ejemplo, unir los puntos en común que tienen todas las religiones, solo así encontraremos la verdad.
El camino hacia la verdad es la unión.
Aunque nos parezca contradictorio, no lo es, tenemos que buscar los puntos de coincidencia, y no centrarnos en las diferencias. A veces esta tarea no es sencilla porque el hombre a lo largo de la historia ha ido poniendo capas de verdades a medias, o de interpretaciones erróneas, o ha desechado verdades, ocultándolas. Nuestra labor es ir quitando esas capas, y llegar al verdadero mensaje que quisieron transmitirnos los seres de luz más elevados que han encarnado, como Jesús, Buda, Alá, la Virgen María, etc.
Cuando intercambiamos opiniones, no para tener razón, sino para entenderlo todo, para unir conocimientos y puntos de vista, y no para cerrarnos en nuestra idea y denostar al otro como si fuera un contrincante, ahí estamos contribuyendo a rearmar la verdad que está en este mundo 3D, fragmentada.
En la unidad nos encontramos como almas, como seres espirituales, comenzamos a vibrar en otra dimensión, nos elevamos, estamos más cerca de la fuente, de Dios.
Cuando escucho, no juzgo, no antepongo mis creencias, mis mandatos, cuando escucho, pongo mi mente en blanco, me pongo en modo receptor, abierto a recibir, me vacío de contenido para dejar lugar a lo nuevo.
La verdad nunca ofende, no lastima. Cuando alguien en nombre de la verdad lanza una frase que hiere a alguien, no está diciendo una verdad, está emitiendo un juicio.
Si hubiera alguna verdad, que aun siendo autentica lastima, hay que callarla.
Solo sería honorable decirla, si aun lastimando, fuera mayor el beneficio que le produjera a la otra persona.