Por José Antonio Cordero.- La zarza es quizás la planta menos querida de los agricultores. Quitarla es difícil porque con tantas espinas como lleva lo normal es sufrir alguna herida. Es una planta invasiva que crece rápidamente y desde sus propias ramas penetra en la tierra y se crean nuevas raíces, por eso se extiende con rapidez. Llegan a matar árboles.
Intentar pasar entre zarzales es lo menos gratificante que puedes encontrar en un paseo por el campo.
El miedo es como un zarzal, crece rápidamente y se multiplica en personas con facilidad, las ramas (información con miedo) penetran en las capaz superficiales de las mentes y de ahí brota más miedo contaminante. El miedo es invasivo y a través del miedo se consiguen muchos logros, evidentemente son logros negativos.
Los dictadores como los líderes mediocres son inductores del miedo. El miedo se ha usado para controlar las masas sociales como para amansarlas a través de teorías religiosas basadas en el miedo a Dios y sus castigos.
El miedo es propio de mentes débiles y sin formar. Las sociedades aplastadas por el miedo son fáciles de manejar. El miedo se contagia por simple información malintencionada.
Las falta de seguridad en sí mismo es un buen caldo de cultivo para caer en el miedo.
El miedo encuentra un firme opositor en las personas que tienen un firme conocimiento de sí mismo. La inseguridad y la falta de confianza en sí mismo son fácilmente nidos del miedo. La personas miedosa en vez de sobreponerse a su miedo con Conocimiento, tiende a generar más miedo en los demás, como si los demás fuesen a salvarle de su propio miedo.
Un niño pequeño tiene miedo cuando se encuentra solo en casa y sin sus padres. La presencia de la madre elimina el miedo. Igualmente un hombre que viva fuera del hogar de la Madre Naturaleza, se encuentra desamparado y temeroso de cualquier cosa que pueda pasarle. La Madre Naturaleza es siempre protectora para quienes viven en plena alianza con ella.
Los desastres naturales son consecuencias del desequilibrio causado por el hombre en la naturaleza. El desequilibrio humano es otro tipo de zarza que crea verdaderas catástrofes.
El miedo es como un cristal opaco o transfigurado que deforma la realidad que hay fuera. Sin embargo el Conocimiento completo de la vida hace que el cristal sea transparente.
El temeroso es un ser infeliz. La fortaleza para combatir el miedo no se consigue teniendo mucho dinero, porque incluso el que más tiene puede tener un terrible miedo a perderlo. Se dice mucho que hay ricos muy tacaños.
El que ha naufragado por la vida tiene miedo a volver a naufragar, eso quiere decir que del fracaso no se aprende, porque incluso unos pequeños vaivenes o leves olas de la vida el miedo tiembla de miedo por volver a naufragar.
El miedoso no conoce la libertad, vive atrapado en las zarzas espinosas de su pequeño mundo.
El miedoso es un esclavo de su propia debilidad.
La fortaleza por donde no penetra el miedo reside en el Conocimiento más intimo de las existencia humana. A mayor conocimiento menor miedo.
La oscuridad del miedo se aleja conforme la luz interior se despliega.
El equilibrio interno, el asentamiento de la mente en la fuente del pensamiento como plataforma para Conocerse y Conocer Todo cuando nos rodea, es lo que realmente evita ser zarandeado por las olas del miedo social.
La mente que carece de amplio horizonte encalla y se ahoga hasta en la más mínima estupidez.
Si alguien busca o desea tener el mejor seguro de vida debería que ninguna fuerza externa o fortaleza amurallada es capaz de salvaguardar la vida, pero sí encontrará lo que busca y lo que necesitará siempre es tener una perfecta alianza con la Ley Natural.
Abrazar a un árbol no es suficiente para tener una buena alianza, rodear al árbol con nuestros brazos no es suficiente, es un gesto bonito, como rodear o anillar con oro un dedo, pero un anillo no es una alianza, la alianza está en el nivel del corazón, en el nivel de la savia que habita dentro del árbol. La savia que alimenta, nutre y protege el árbol de la vida.
La savia que protege y nutre al ser humano reside en el nivel más fino del sentimiento, lejos del nivel emocional y en lo más tierno de la existencia humana está la esencia de la vida humana. Y el Sabio dijo, allí me hice inmortal.