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Las emociones te hacen consciente

Por Nuria Velasco.- Hemos estado explorando en las últimas semanas, otra visión sobre las llamadas emociones “negativas”. Desde la perspectiva de la Inteligencia Emocional, sabiendo que todas tienen una función y un mensaje, que todas quieren ayudarte en las circunstancias concretas en las que surgen, que no se pueden controlar, sólo gestionar, vamos a seguir profundizando en la importancia y los beneficios de ser emocionalmente inteligente.

No es hasta hace bien poco que esta dimensión emocional se incluye como determinante en la vida de las personas. Hasta no hace tanto, únicamente el factor cognitivo era relevante. Pero se empezó a descubrir que ese índice no garantizaba en absoluto la felicidad de las personas, ni siquiera el éxito en ningún nivel. Que una persona fuera inteligente o tuviera un alto coeficiente de inteligencia, sólo significaba eso. Haciendo seguimiento durante años a estudiantes, descubrieron que los de alto CI no tuvieron éxito en su vida. ¿Cuál es la clave? Además de que hay que tener en cuenta la inteligencia múltiple (hay más inteligencias que la que miden los test de CI), es determinante la inteligencia emocional.

Observa tus relaciones con otras personas. Una función importante de las emociones es dar información a los demás sobre nuestro estado, para que nos puedan ayudar o para que ellos sepan cómo conducirse. Tendemos a ocultar nuestras emociones, a avergonzarnos de ellas o a utilizarlas como medio para conseguir algo. ¿Qué relación puede ser sana si hacemos eso? ¿Te imaginas un mundo donde la gente fuera honesta con sus emociones?

Una persona emocionalmente inteligente conoce sus emociones, las sabe identificar, las respeta, las puede gestionar y ese conocimiento, además, le sirve para entender también las emociones de los otros. Ese es el principio de empatía. Además, si podemos percibir, comprender y manejar nuestras emociones, podemos hacerlo con las de los demás. Y más que eso: ¿quién preferirías que fuera tu jefe/a, una persona emocionalmente estable o inestable? Tendrás más capacidad para liderar o ejercer influencia si muestras estabilidad, si no te dejas llevar por las circunstancias…. Todo esto es básico para las relaciones sanas. Y da igual que hablemos de una pareja, una familia, compañeros de trabajo, etc.

Ahora observa tu paz, tu serenidad. Está demostrado el papel fundamental de la inteligencia emocional en el bienestar psicológico. Es muy obvio. Pero ve más allá: cuanto más conozcas tus emociones y tus reacciones, más te conoces, luego más conciencia hay en ti. Se crece exponencialmente cuando entras en la dimensión emocional. Para los mentales, esa una dimensión más abstracta; para los emocionales, les supera la intensidad. Si creamos una buena estrategia de conocimiento desde la individualidad, podremos integrar esa parte fundamental de nosotros mismos y convertirnos en personas más enteras.

Ahora observa tu cuerpo. Hay una correlación entre las enfermedades y los estamos emocionales. Tu cuerpo se ve inmerso en caldos hormonales correspondientes a cada emoción. ¿De verdad crees que no le afecta verse inundado constantemente por Cortisol? Nos vamos enfermando con cada emoción estancada a lo largo de nuestra vida.

Pero hay más todavía: imagínate que te sientes pleno/a y en calma. Ahora imaginate en un estado de tristeza o de miedo. ¿Tienes la misma postura física?, ¿cómo haces las cosas desde cada estado?, ¿cuál es el que te impulsa, en el que tienes energía y vigor? Nos predisponemos a lo bueno o a lo malo según nuestro estado interno. Cambia nuestra percepción y cómo vivimos la vida. Pero también tenemos muchas más herramientas para gestionar el estrés y las dificultades. ¿Adivinas con cuál?

Ahora observa a tus compañeros/as de trabajo. O a tus hijos/as estudiantes. ¿Crees que varía su rendimiento en función de su estado emocional? Seguro que recuerdas a alguien, o tú mismo/o, superado/a por las circunstancias e incapaz de solucionar algo porque estabas estresado/a o abatido/a. En cambio, somos más optimistas, audaces y hábiles cuando estamos equilibrados/as.

Todo parte de uno/a siempre. Todo cambia cuando hacemos un cambio interno. Te invito a que reflexiones sobre cómo cambiaría tu vida, en cada una de las 4 áreas que he mencionado antes, si logras el equilibrio emocional. Esto no significa que nunca te pongas triste o te enfades. Jamás significará eso, porque tendrás esas emociones. La inteligencia emocional no consiste en no tener ciertas emociones, sino poder vivirlas todas, en conocernos, saber nuestras reacciones, manejarlas en el momento para nuestro beneficio, no dejarse raptar.

No puedes saber quién eres si no conoces los planos más básicos. Si no tienes todas las partes integradas, no puedes ser todo lo capaz que puedes ser, porque faltan conexiones. Los beneficios de ser inteligente emocionalmente son innumerables.

Pero nada es irreversible. Puedes trasformar tus emociones, todas ellas. Porque están hechas para moverse, expresarse y ser sentidas. Cuando cumplen su misión, se van. Son así de mágicas.

Puedes sentir todas tus emociones, porque son tuyas.

Permítete conocerte, vivirte, sentirte.

Las emociones te hacen consciente de ti mismo/a.

Nuria Velasco

www.tulibrodelavida.com

 

 

 

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