Por José Antonio Cordero.- Doscientas personas ven una obra de teatro o un cuadro de Dalí, y puede haber doscientas opiniones diferentes. En un parlamento de 300 diputados el análisis de un problema social puede tener 300 versiones diferentes, excepto en los casos donde la opinión sea la que imponga el grupo político y no la propia de sus componentes.
Siempre ha habido formas de aleccionar a los grupos, de hacer sentir emociones que son auténticas fantasías. Hay personas que lloran o gritan en un grupo por el simple hecho de haber entrar en la cadena de manipulación que antes sometió al grupo. Hay que tener en cuenta que un grupo numeroso de personas pueden llegar a contagiar tanto el llanto como las risas. Lo destacable es que la risa es más contagiosa que el llanto, una persona en un tren puede tener una sonora risa contagiosa y hacer reír al resto de las personas, sin embargo una persona llorando no tendrá el mismo resultado aunque sí puede producir una cierta pena colectiva. Lo positivo es más contagioso que lo negativo, pero las risas pararán al salir del tren, aunque dure un poquito más, pero el efecto se pierde.
La fuerza del colectivo, la conciencia colectiva, arrastra a las consciencias individuales que se arriman. El poder de la conciencia colectiva es muy fuerte y podría llegar a ser muy destructivo o podría crear mentes amansadas o manipuladas. Las fuerzas negativas necesitan el poder de la masa, sin embargo las fuerzas positivas necesitan la fuerza de la conciencia interna.
El poder de la conciencia profunda no se mueve con el pensamiento, es el pensamiento el que se mueve a través de la conciencia. Una conciencia alterada produce pensamientos dañinos, negativos, guerreros… Una conciencia establecida en el Ser, en el estado más puro de la mente produce, o más bien diríamos reproduce, ese estado de orden, paz e inteligencia en la cual habita.
Los idealismos mentales, los pensamientos, sean bonitos o malvados están producidos por el movimiento del pensamiento, son ondas que se mueven, son como el viento que azota, pero que llegan a un punto en el que desaparecen. Los pensamientos malvados dejan una secuela muy fuerte, los pensamientos bonitos dejan flores en el camino, pero las flores se marchitan. Es decir, todo movimiento producido por los pensamientos dejan las secuelas que llevan dentro, pero dejar la vida a merced del movimiento es dejar la vida tiempo y luego todo podría volver a ser igual o peor. Pasa igual con el frío o con el calor que desaparecen cuando la estación cambia.
Hay algo que está más allá de toda estación y es el nivel de la conciencia pura. Se denomina conciencia pura porque no puede ser alterada por nada ni por nadie. Es por eso que la conciencia pura reproduce su propio estado. Esto quiere decir que es inalterable. La reproducción de la pureza es permanente. Cuantas más personas reproduzcan ese estado mayor fuerza de orden y paz se producirá en el entorno. Pero la forma de reproducir la pureza de la conciencia no se consigue pensando en lo pura que es, ni imaginándose vivir en ese mar de paz y sosiego. Es una experiencia de Ser, no de pensar, y por tanto está muy lejos de las emociones.
Los movimientos fanáticos son conducidos por la habilidad de crear sensaciones que afectan a las mentes y las reconducen. Ser apolítico o aconfesional también podría ser víctima de un movimiento fanático.
La ciencia ha tenido en sus manos la posibilidad de hacer ver la realidad a toda la Humanidad en la forma adecuada. Pero la ciencia moderna perdió su eslabón más importante. Hay grupos de científicos que no permiten la entrada de sólidos conceptos científicos porque son diferentes a lo establecido. Es muy difícil cambiar la estructura mental que ha sido sometida a criterios que han visto una sola parte de la realidad y no se ha estudiado un aspecto más global. Para no crear polémica podremos un sencillo ejemplo vivido: antes era mal visto no comer carne ni pescado. La estructura médica hace 40 años no admitía otra alimentación. Esa estructura ha cambiado y seguirá cambiando porque la evidencia es clara.
Lo importante no es lo que entra por la boca o por los oídos sino cómo se asimila aquello que entra y los efectos que produce.
Un alimento que conlleve desorden producirá desorden muy por encima de su potencial nutritivo. Ahora bien, la perfecta alimentación es mucho más que nutrición, es la capacidad de una perfecta asimilación. Alguien puede comer vegano y producir toxinas por el simple hecho de tener un mal sistema digestivo y una mente alterada.
Eso quiere decir que es la estructura interna la que produce los cambios que luego se harán visibles.
La capacidad digestiva es algo personal que puede requerir ayuda de especialistas, pero el idealismo alimenticio no es lo que producirá salud sino la capacidad de digerir. No son los idealismos políticos o confesionales los que harán cambiar la estructura interna de la persona, más bien es la persona la que hará cambiar su capacidad de asimilación y así podrá digerir bien los conceptos, como los alimentos y elegir los que sean adecuados.
Esto quiere decir que no debemos tratar de cambiar a las personas desde el plano mental, las personas así no cambian, pueden soplar por el mismo sitio, producir los mismos vientos, pero todo eso no servirá, caerán como hace el frío o el calor. Desiertos de ahora fueron antes grandes inundaciones de agua. Los cambios ideológicos mentales no sirven para mucho tiempo.
¡¡¡Lo único que no cambia es la conciencia pura!!!
Ahora la ciencia ha entrado en una nueva dimensión con la Física Cuántica, y algunos creen que estudiando por encima lo cuántico reproducirán la conciencia pura, así comenten el mismo error del pensamiento positivo.
La Ciencia para que sea completa ha de ser objetiva y subjetiva: 100% de conocimiento objetivo y 100% de experiencia de la conciencia pura. Esto hace que el conocimiento sea siempre correcto, porque está basado en la apreciación y seguimiento objetivo y al mismo tiempo convalidado por el nivel de conciencia pura que distingue lo correcto de lo incorrecto de forma inmediata.
La Ciencia Védica tiene mucho que decir a la ciencia moderna, porque fue una ciencia establecida por sabios conocedores de la vida, basada en una profunda visión y experiencia directa de la realidad interna y externa. Varias ramas del saber distinguen a la Ciencia Védica y en cualquiera de ellas está presente el valor del Dinamismo infinito y del Silencio Puro, que son cualidades de la conciencia pura.
Al punto que queremos llegar es a entender que las ideologías no establecen situaciones permanentes, sino que es lo invencible lo que establece lo permanente. Lo cambiante siempre cambia, lo eterno nunca cambia. Ese es el concepto que hay que entender. Lo cambiante es todo lo que se mueve, lo permanente es aquello que no cambia, que no se altera. El cuerpo siempre está cambiando, la conciencia alterada y sometida al cuerpo también cambia de criterio continuamente. Un cuerpo que habita en la experiencia directa de la conciencia profunda goza del cuerpo como un objeto gracioso de movimiento, pero su felicidad no se altera porque su mente está establecida en el Ser puro e inalterable.
Muchas nociones están invadiendo el mundo, muchas revoluciones se están produciendo, pero la revolución ideológica caerá como el frío o el calor, como del agua al desierto.
Cierto es que la risa es más contagiosa que el llanto, y cierto es que deja mejor ambiente, pero si queremos cambiar la vida, primero debemos cambiar la estructura interna en la cual está soportada. Las ideologías sicológicas del aquí y ahora, del vive el momento y siempre alerta, son simplemente bonitos movimientos mentales, pero no debemos confundir a nadie y decir que se vive plenamente cuando ni siquiera la mente ha olisqueado la realidad de la plenitud del Ser.
Siglos de existencia han verificado que las ideologías suben y bajan, aparecen y desaparecen. Siglos de vida han demostrado que quienes fueron fieles célibes y seguidores de credos en otras vidas pasaron a ser en otra nueva vida fieles seguidores de faldas. Que quienes vivieron en la ideología cambiante sin experimentar lo no cambiante, el tiempo hizo su juego y se pasó a vivir situaciones muy diferentes.
De la mano de la Ciencia Védica ha venido su aspecto más práctico, la técnica Meditación Trascendental, que no se anda por las ramas de la ideología ni la de crear ficciones emocionales o creer vivir sentimientos que luego desaparecen, como sentir que amas y luego viene el tiempo para demostrar que era una ilusión.
La técnica Meditación Trascendental llega donde la ideologías no llegan, a experimentar la conciencia trascendental. Esta técnica permite a la mente trascender, a ir experimentando niveles cada vez más profundos, esos cambios que se experimentan en la mente son contagiados al cuerpo, el cuerpo mejora, el sistema nervioso se libera de estrés, traumas y conflictos internos por el simple hecho de experimentar niveles más ordenados de la mente. La trascendencia se produce sola, sin necesidad de controlar la mente ni concentrarse en algo precioso o maravilloso. La concentración, control y contemplación han sido fruto de ideologías y creencias muy antiguas, y ahora las avanzadillas mentes usan con retoques muy personalizados.
La simplicidad es lo primero que se aprecia al aprender a Trascender y la experiencia fue excelente porque no hubo manipulación mental. Incluso tener muchos informes de sabidurías orientales puede ser un obstáculo al interponer ideologías donde debe aplicarse una cosa tan sencilla como la técnica Meditación Trascendental. Tantas teorías confunden y pueden parecer similares; donde más se ven las diferencias es en los resultados.