Por Mª Laura Martínez Ramírez.- No sé si ha ocurrido desde siempre. He oído que depende también de la evolución el que se nos presenten más o menos sincronicidades. Yo eso lo ignoro, pero si puedo asegurar, que mi vida transcurre por un sendero hecho a base de sincronicidades, que he decidido dejarme llevar por él, aunque a veces dudo y mi ego todavía se revela.
Sufrimos, creo, innecesariamente, porque no queremos obedecer a ese mandato interno, que a mi parecer, viene trazado desde antes de nacer y que en sus líneas generales, acordamos antes de venir, en otro plano, donde la conciencia, ayudado por sus guías ,planificó lo que vendríamos a aprender, y por tanto, que obstáculos aparentes, que personas encontraríamos para ayudarnos en esto, por más que a nuestro parecer y visto ya en la Tierra, eso parezcan equivocaciones nuestras o culpa de otra gentes, porque es lo que dice el ego, que por supuesto no sabe nada de este plan previo.
Pero también estaba predeterminado lo que vendríamos a ofrecer al mundo, nuestros dones así lo apoyan.
Si somos capaces de encontrar levemente y confiar en estas dos líneas maestras de nuestra vida, y decidimos seguirlas para nuestro mejor provecho evolutivo y para el mejor bien de la humanidad, todo resultará fácil, la vida te ayuda con multitud de casualidades, que te indican que el camino es ese.
Tal vez a todos nos pase por igual, pero obnubilados por el prepotente ego, no somos capaces de verlas.
A diario ocurren sincronicidades, del tipo:
-Acabo de apagar el ordenador o de darle al trabajo a enviar, cuando suena la puerta o el teléfono, diciéndome que necesitan ese trabajo ya, y termino de colgar el teléfono y me llaman para que salga y acompañe a un familiar a… y ya que estoy en el coche con él se ofrece a llevarme a tal sitio que me dejé ayer el carné… y …
Entonces fluyes, todo parece tener sentido, la vida transcurre sin apenas resistencia y cuando ves los resultados te sorprendes.
Cantidad de veces sientes que es como si no lo hubieras hecho tú. Y es que es así, se pierde el alago y el miedo del ego en la realización, y solo, lo ves divertido desde detrás, sentado en tu butaca, como observador de la película de tu vida.
Cada día ocurren esas sincronicidades, pero si alguien duda, le recomiendo que coja un cuaderno y escriba, en el momento que ocurren esas casualidades, porque si no lo haces entonces, es posible que se te olviden. Así de acostumbrados estamos a que ocurran las casualidades sin darles importancia, sin comprobar nunca con números, con fórmulas de probabilidad, si resultaría una entre un millón, por ejemplo, encontrar un libro que busco, justamente en la librería de mi familia, al lado de casa, y que “casualmente”, es el único ejemplar que queda en toda España. Esto le pasó, a alguien conocido el otro día. Y me lo cuanta sin darle ninguna importancia. ¡Siendo una casualidad tan grande!
Pues, así es, vivimos buscando, preocupados por ejemplo por no poder hacer grandes viajes, pensando que así tendríamos más posibilidades de conocer a la persona amada, frustrados, cuando seguramente, planificamos encontrarla en la casa de al lado antes de nacer, justamente para asegurarnos el encuentro.
Yo, hace un año que tengo ese cuaderno de casualidades, y a diario apunto algo. Al principio, solo veía algunas, diría grandes casualidades, como ver a tal persona que hace tiempo que no veo y pensando en ella aparece por la esquina, pero luego fui afinando hasta, diariamente, ver múltiples pequeñas casualidades, del tipo, terminar algo y que me llaman para la siguiente “aventura”. Porque vista así la vida, es como esos libros de “Elige tu propia aventura” que, al llegar a una página, podías elegir entre varias opciones, encontrándose diversos caminos luego en otra…
Con esto quiero explicar, para los que lo estén pensando, que no es que haya predestinación, pero que el llamando libre albedrío, se limita a elegir, entre la opción “a” o “b”, al llegar a esa bifurcación del camino y poco más.
Todo el mundo dice:
– Si fuera ahora y con lo que sé ahora, no haría tal o cual cosa.
Esto es fundamental, a la hora de juzgarnos, que elegimos esa opción entonces, justamente porque no teníamos esa información y fue seguramente el haber pasado por ahí lo que nos la dio. De modo, que, a mi modo de ver, hay que apostar por tener fe y confiar en que todo está bien. Que todo lo que nos ha pasado ha sido para nuestro aprendizaje, que el camino de la vida nos lleva a algún sitio, y que las sincronicidades nos van indicando con esas señales, que estamos en el camino correcto. Comprobando que, si las seguimos, yendo por lo que teníamos como objetivo recorrer, el sentimiento será de paz y alegría.
¡Qué más se puede pedir en esta vida!