Por Macarena Miletich.- La voz amplifica, como un micrófono natural, el mundo personal que queremos comunicar. Proyecta hacia los demás, como en una pantalla, lo que vivimos, lo que se expresa a través de la grafía en nuestra escritura y se “hace realidad” en la lectura en voz alta.
Poner en valor el proceso de expresar nuestro mundo personal, es relevante en estos momentos, debido a la minimización con que las tecnologías reducen la expresión comunicativa.
Nos interesa recordar cómo es este circuito integrado que conforma la comunicación:
– la grafía de las letras de nuestros alfabetos, articulados en segmentos que denominamos “palabras”, “frases”, “párrafos”, etcétera.
– el contenido de pensamientos, información de todo tipo, descripciones o sentimientos que subyacen dentro de todos esos segmentos
– la sonorización de la lectura a través de la voz, que actualiza o describe lo que se ha configurado en esos segmentos significativos (textos escritos, diálogos, manifiestos, documentos, resúmenes, etc.)
Todo este circuito es el que nos permite comunicar con los demás y con el mundo. En un mundo tan interconectado a través de la imagen, el sonido y el lenguaje, podemos notar esta relevancia, del mismo modo que hemos conseguido, en la actualidad, optimizar la relación entre el hecho de comer cualquier comida y una buena dieta saludable.
Este proceso de lectoescritura para la expresión de nuestro mundo personal, puede mostrarse deficitario o debilitado por las situaciones de aprendizaje en nuestra más tierna infancia, además de la situación social del mundo multi-media en que vivimos. Lo que queremos resaltar es que aunque aparentemente todo el mundo lee, o sabe leer, la realidad es que, en muchas franjas generacionales, los adultos puede no estar bien asentado este proceso, este circuito neuronal que une estas tres actividades: leer, escribir y comprender, para expresar a través de la voz y del lenguaje hablado el resultado dinámico de este proceso.
La necesidad expresiva y de comunicación está en nosotros desde el principio de los tiempos. Muchos de los dibujos simbólicos que observamos tallados o pintados en piedra o en la tierra, desde el principio de los tiempos (y en todas las culturas), están vinculados a contenidos esenciales o a experiencias de vida que el ser humano siente como necesario transmitir.
EL CIRCUITO PARA LA LECTOESCRITURA
En la misma línea de integración y aprendizaje que realizamos en cuanto a la mecánica del uso de los cubiertos para la comida, o los pasos necesarios para integrar como hábito la higiene personal, existe un circuito dentro de la bio-neurología, que es muy interesante de comentar.
Podemos subrayar que una forma de nuestro aprendizaje se da “por empatía”, más que por imitación. Cuando tenemos un comportamiento delante, que es necesario realizar, más que la imitación de las acciones, actitudes o gestos, los niños aprenden por el campo energético que se crea en ese momento. Se sienten “envueltos” por una buena energía del adulto, que está focalizado “exclusivamente” en el niño y esta actitud genera un flujo energético que le permite “reproducir” –más que imitar— lo que se le muestra. Ese campo energético lleva: intención, pensamiento (de una mente a la mente en ciernes), buena voluntad y empatía (sentimientos positivos que el niño capta perfectamente). El esfuerzo de reproducción se ve, por lo general, premiado con un estímulo sonoro de la voz, una felicitación, una alegría que se manifiesta en el tono más agudo y más elevado ante cada nuevo logro.
Este mecanismo es la semilla para que los procesos de pensamientos más complejos puedan ir teniendo lugar, hasta permitir una cierta autonomía en el niño, que se va ampliando con mucha rapidez según avanza en su crecimiento y experiencias vitales.
El método tradicional ha sido el de la repetición, con ciertos niveles de stress por conseguir determinados objetivos a muy corto plazo. Este modelo de repetición es mecánico, incide en gran manera en desarrollar una “habilidad”. Por otra parte, el sistema basado en el miedo o un excesivo autoritarismo inhibe muchos mecanismos fisiológicos, puede generar bloqueos mentales y detiene la voluntad ante los retos propuestos desde ese sentimiento de temor.
En el ámbito de lo emocional, si aparece alguna disfunción o los modelos no parte de esta necesaria empatía y el nivel energético adecuado, la dislexia es detectada en los resultados finales de la escritura, la comprensión de conceptos o la manifestación verbal de lo que se lee.
También podríamos verlo como “la punta del iceberg” de una situación más compleja que subyace detrás del fenómeno de la dislexia. Muchos autores consideran que es un tema fisiológico. En cambio, otros estudiosos del tema apuntan a que existe un componente emocional. Sugieren que ciertos impactos en la primera infancia, ya en el periodo de formación pre-verbal, pueden imprimir un estado de ánimo interior que va a tener repercusión en la puesta en marcha del circuito funcional de la lecto-escritura.
¿Qué ha guardado un niño en ese silencio que presenta durante casi todo el día? ¿Qué escena ha repercutido en los ojos del niño, que no puede elaborar, porque no tiene –justamente—herramientas del lenguaje para expresar su impresión? ¿Qué motivo traumático “descentra” la atención del niño, de tal manera, que su actitud y sus palabras resultan dispersas, confusas o alteradas?
Si pensamos en el concepto “Psicología de la voz” podremos ver que, a nivel cerebral, la incidencia de estos sucesos puede tener una repercusión en las áreas relacionadas con el lenguaje (por ejemplo). El área de Warnicke (comprensión de los conceptos) y el área de Brocca (articulación y producción del lenguaje, gramática) están vinculados por una especie de “puente”, el fascículo arqueado, como un área de asociación de las dos. Aunque más recientemente, se considera que parece conectar áreas receptivas posteriores con áreas motoras, y no con el área de Broca específicamente.
La interacción con el hemisferio derecho también es vital, ya que “la fuente de imágenes” que cada persona desarrolla como “mundo interior” es fundamental. Se produce una complementación entre los aspectos “digitales” del lenguaje (conceptos, articulación, gramática) con los aspectos “analógicos” (imágenes, musicalidad, ensoñación, símbolo, sensaciones, sentimientos).
El Prof. Christian Peñaloza y su equipo (Universidad de Chile) explican que “el hemisferio derecho es un hemisferio integrador. Concibe las situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total. Integra varios tipos de información (sonidos, imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo. El método de elaboración utilizado por el hemisferio derecho se ajusta al tipo de respuesta inmediata que se requiere en procesos visuales y de orientación espacial.”
Entonces, la unificación de los elementos de ambos hemisferios es lo que va a dar “espacio”, “color” y “vida” en un nivel de “abstracción” a la voz que expresa los contenidos, en voz alta, de la lectura. Esta unificación nos aporta la tridimensionalidad o multi-dimensionalidad que subyace en el mundo específico que se expresa a través de la lectura.
Con todo esto, es interesante considerar que el proceso de la lecto-escritura nos acompaña toda la vida. Es una función que desarrolla la comprensión del entorno, permite las relaciones sociales en el contexto comunitario en que se vive y desarrolla la capacidad de crecimiento personal al contrastar otras ideologías que presentan otras personas, también a través de sus valoraciones y elecciones filosóficas-vitales, en donde la lecto escritura les ha permitido, igualmente, expresar su propio mundo.
PRIMER GRUPO DE EJERCICIOS PRÁCTICOS
Aconsejamos juntar las manos en la zona del corazón, en el centro del pecho, uniendo ambas palmas. Es un mudra que permite la conexión automática de los hemisferios y nos permite entrar en un estado de ánimo que se va relajando, según lo realizamos. Respiramos suavemente, mientras tenemos las manos juntas. Descansamos. Volvemos a juntar las manos para realizar otros tres o cuatro minutos.
Desde el exterior, podemos realizar la forma del infinito (el 8 tumbado) con las manos, como primera aproximación. Se sugiere realizarlo desde la derecha hasta completar el circuito completo. Después volveremos a realizarlo desde la izquierda, completando el circuito completo también. Acompasar con la respiración, esto es, iniciar la inspiración junto al movimiento de las manos al inicio del circuito.
La segunda posibilidad es la de pintarlo en un papel, usando distintos colores (lápices de madera), haciendo múltiples líneas, todas de colores:
Este ejercicio nos permite movilizar el flujo de corriente energética entre los dos hemisferios. Conviene acompasarlo con la respiración.
La práctica de estos ejercicios nos ofrece la posibilidad de “sentir” una cierta fluidez en la energía, que de modo invisible parece mejorar en la circulación eléctrica del cerebro. “La energía sigue al movimiento”. Trazar estas líneas en varias direcciones, con colores diferentes, es el inicio de una cierta relajación.
SEGUNDO GRUPO DE EJERCICIOS PRÁCTICOS
Sentir la respiración en una mascota (mejor, con los perros). Poner las manos en la zona abdominal. Los niños interactúan muy bien con este ejercicio.
Asociaciones de sonidos guturales de los animales con un fonema (tigre, búho, pájaro, etc.). Ejercicios de imitación de estos sonidos guturales. Crear una conversación “medio humana/medio animal”, utilizando entremedias esos sonidos.
EL NOMBRE PROPIO
El ejercicio de continuación es escribir el nombre propio con la mano izquierda (si somos diestros) o con la mano derecha (si somos zurdos). Escribirlo en una línea. Si es necesario, escribirlo varias veces.
Si podemos recortar en goma espuma (o goma eva) las letras de nuestro nombre, en mayúsculas, colocaremos las letras en el orden que solicita el nombre; una vez que estén “recortadas” cogemos cada letra entre las manos y seguimos las líneas externas, en primer lugar. Sugerimos que volvamos a coger las letras que tiene “huecos” y sentirlos entre los dedos (de la letra o, de la d, de la a (por ejemplo).
PARA NUESTROS NIÑOS, PARA NUESTROS ALUMNOS
El desarrollo embrionario en la época prenatal se ve influenciado por las vibraciones sonoras que el bebé en gestación recibe, “filtradas” por el líquido amniótico. También es conocido que los estados emocionales tienen un impacto importante en el ser que crece en el útero femenino, ya que la interconexión entre madre-hijo es muy importante durante los nueve meses, en el nacimiento y en el crecimiento normal de la persona que llega a este mundo.
Alfred Tomatis, reconocido fonoaudiólogo, subraya en todos sus estudios que la madre va aportando un nivel emocional, que el vínculo afectivo es fundamental en los primeros años de la vida del niño. Asimismo, declara que la energía paternal le ofrece una “sensación del mundo”, que también va a ser muy necesaria para el primer proceso de reconocimiento de la identidad.
Entonces, la interacción del padre y de la madre con el hijo presenta una complementariedad trascendental, no sólo para el desarrollo cognitivo, sino para el equilibrio y bienestar afectivo del niño o niña.
La abstracción del lenguaje se va incorporando gracias a la creación de nuevas sinapsis y rutas sinápticas.
(la DENSIDAD SINAPTICA se crean a una gran velocidad en los tres primeros años de vida. Durante el resto de la primera década, el cerebro de los niños tiene el doble de sinapsis que el cerebro de los adultos)
EJERCICIO PRÁCTICO
Para una interconexión favorable a este crecimiento sináptico, ofrecemos un ejercicio que se puede realizar “en familia”, en casa, como un juego.
- Con goma-espuma o goma-eva (o cualquier otra material flexible) facilitar al niño figuras con las letras del abecedario, de tal manera que pasen sus dedos por la silueta exterior y por los huecos, tal como se explica más arriba). Si son de colores diferentes, es un elemento más que podemos incluir: la gama cromática de la luz (colores del arco iris).
- Hacer ejercicios corporales “imitando” las formas de las letras vocales (por ejemplo).
– Relacionar este ejercicio con distintos espacios: en espacios abiertos, en los bosques, en el agua, entre las nubes, en el ruido de la ciudad, etcétera, repitiendo los sonidos vocálicos entre otros sonidos “representativos” de los distintos elementos de la Naturaleza.
Reforzaremos estos ejercicios con risas, con movimientos, con “persecuciones”, juegos….
Proponemos este primer nivel de “construcción” del proceso de la lecto-escritura, porque según han demostrados los estudios científicos, tanto el aprendizaje, la integración como la memoria, se basan en la creación y modificación positiva de las vías neuronales, gracias a la plasticidad del cerebro humano.
Macarena Miletich
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