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Leer es comer

Por José Antonio Cordero.- A través de los cinco sentidos también nos nutrimos. La vista y el oído trabajan muchas horas al cabo del día. Al tacto se le da poca importancia, siempre que no se carezca de él. El olfato es atraído por aromas y ayuda a alejarnos de lo indeseable. El gusto también distingue y nos distingue.

Los sentidos son como ventanas abiertas que nos conectan con el mundo exterior.

Lo creado surgió de la conciencia pura y ahora alimenta a la consciencia, a través de los sentidos, para elevarla.

Los sentidos que se entrenan se desarrollan. El refinamiento de los sentidos es fundamental para alcanzar estados elevados de consciencia.

Un músico profesional es capaz de distinguir más sonidos que otros. El pintor aprecia más los colores. El chef aprecia más los sabores. El buen lector o escritor aprecia más los detalles de la lectura.

Los sentidos se entorpecen con lo basto, con lo desagradable; el estrés agrava los sentidos, los venenos deterioran el sistema nervioso y sus funciones perceptivas.

La alimentación puede refinar o deteriorar los sentidos. Los sonidos pueden refinar o deteriorar el sistema nervioso, no todo lo que suena es música; en un mundo estresado el ruido musical se compra para la subsistencia del propio estrés, porque la negatividad se alimenta de negatividad.

La buena lectura nutre el alma y el corazón, para ello se requiere capacidad de asimilación. Leer es comer, y no por mucho comer el cuerpo queda bien alimentado. La lectura puede no nutrir cuando el discernimiento es bajo. Se puede leer un buen libro cincuenta veces y no percibir todo su mensaje, o bien cada vez que se lee se aprecia algo más profundo. Esto quiere decir que la asimilación depende del asimilador, que el nivel del conocimiento depende del nivel del conocedor. Un manjar puede ser zampado y excretado de inmediato o una pizca de manjar puede alimentar mucho más que lo tomado.

La ley de la palanca también funciona en la adquisición del conocimiento, una frase bien entendida produce una multiplicación de conocimientos, tiene el efecto levadura. Por eso se dice: al Sabio con una pequeña insinuación es suficiente.

No por mucho comer se está mejor alimentado, no por mucho leer se sabe más.

En el mercado se compran libros como comidas, se toma aquello que apetece. Muchos platos diferentes y cada uno elige aquello que le atrae, sea tóxico o saludable, ignorante o sabio.

La lectura como la alimentación conviene hacerla sosegadamente, despacio, para sacar más provecho, porque una frase puede sintetizar un libro de sabiduría.

La sabiduría viene por la capacidad de síntesis más que por el análisis.

El más elevado nivel de conciencia es el estado de Unidad y eso es síntesis pura. Tratar de vivir en Conciencia de Unidad a través del análisis o desarrollando la inteligencia emocional es como tratar de mezclar el agua y el aceite.

El mejor alimento no hace cambiar de la noche a la mañana al mejor sistema digestivo. El mejor libro no cambia a la persona, el cambio viene como consecuencia de su adecuada y profunda lectura, porque se puede tener el sol delante y el día será oscuro para quien tenga los ojos cerrados.

La información siempre va dejando poso, sea positiva o negativa, algo siempre queda. Hay gotas de sabiduría y otras que son ácidas y corrosivas. La gota no abre a la piedra pero el constante goteo la va abriendo o deformando.

Poco puede hacer un baño de sabiduría a quien tiene la cabeza dura como una piedra.

Grave es recibir un constante goteo lleno de toxicidad y no darse cuenta de ello. Los sentidos pueden estar tan alterados que no perciben lo tosco ni lo tóxico, y hasta se disfruta como la juerga de la embriaguez, o de las pastillas químicas que modifican la consciencia de vigilia y aparecen percepciones diferentes a lo habitual.

¿Qué es tóxico o saludable? El sistema nervioso tiene la respuesta, y es mejor que las costumbres establecidas. También es cierto que si el sistema nervioso está muy alterado no aprecia la ansiedad constante.

Igual que pájaros del mismo plumaje vuelan juntos, diferentes niveles del mundo son atraídos por diferentes estados de consciencia, cada uno toma aquello que le atrae o le apetece.

El secreto del mundo depende de su comprensibilidad. La belleza depende del ojo que mira. Diferentes colores atraen a diferentes niveles de consciencia. Diferentes sabores atraen a diferentes consciencias. Los rechazos o las aceptaciones dependen de la cualidad interna de cada uno.

Los sentidos van cambiando tanto como la consciencia vaya desarrollándose. Ciertamente los sentidos se pueden refinar o volverse más toscos todavía.

Los sentidos pueden percibir muchísimo más de lo que podamos imaginar. El mundo es espectacular porque el cerebro humano así lo es.

La información que nos brinda el mundo creado es muy grande y para no saturarnos o desequilibrarnos con tanta información conviene refinar los sentidos, cribar, seleccionar, elegir y abrir bien las ventanas de la consciencia.

CITA CON LOS GRANDES

“No hay nada en la mente que no haya estado antes en los sentidos” – Aristóteles

“Un instante de gozo del corazón vale más que dos horas de placer de los sentidos”. – August von Kotzebue

“Alguna vez creí que todo lo que veía era mío. ¡Cómo nos desconciertan nuestros sentidos!” – Alejandro Lanús

“Si los sentidos no son veraces, toda nuestra razón es falsa.” – Tito Lucrecio Caro

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