Por Mª Laura Martínez Ramírez.- Hola a todos. Para los que vivimos en países donde estamos haciendo un retiro forzoso de al menos quince días, y para los que os habéis librado de ello, van estas reflexiones sobre las enseñanzas que la vida nos aporta con esta experiencia.
Cuando los medios de comunicación insistentemente ahondan en crear miedo dando cifras alarmantes de lo que está siendo, ha sido en otros países, o de lo que se espera, se pone al descubierto lo que es, una máquina de fabricar miedos y preocupaciones en la gente y el poder que tienen con ello de manipular. A eso le llaman cumplir con la obligación de mantener informada a la ciudadanía, pero, una vez didas las instrucciones unas cuantas veces ¿de qué vale repetir y repetir lo mismo? Pues eso, para generar miedo o tal vez seguramente, sin saberlo ellos al servicio de éste.
Es llamativo sabiendo ya que el estrés baja las defensas, que no sean capaces de vencer esa inercia o no quieran simple y llanamente, atendiendo como siempre a los índices de audiencia, se meta lo que se meta en las mentes de las personas, de mejorar el estado de ánimo de la gente con algos que los anime, que tenga buena energía, que aumente la vibración.
Aquí apelo yo también a esa responsabilidad de la que alardean, para que busquen esas noticias que ponen de manifiesto actos de bondad entre vecinos, de generosidad, responsabilidad y valor de los sanitarios y otros trabajadores que han de estar sí o sí expuestos, de mejora para todos, como la disminución de la contaminación, etc.
Y empezaré yo dando ejemplo, con algunos de los factores de cambio que considero han sido positivos, a raíz de esta experiencia que compartimos todos en mayor o menor medida en el planeta Tierra.
-Primero viviendo plenamente esa preocupación máxima, aislados unos de otros y recluidos en casa esperando a ver si llega o no llega la parca, para observar cómo sale a la superficie el inconsciente colectivo, con sus memorias ancestrales difíciles de reconocer para el que no ha hecho un trabajo en este sentido. Frente a esa afluencia de lo neptuniano hemos de poner el razonamiento mercuriano y aportar luz a esos abismos, confiando siempre en que estamos guiados hacia el bien de todos.
-Pero reconocer y traer a la realidad la vulnerabilidad con lo que esto conlleva de poner en su sitio a la vanidad y la soberbia.
-Tendremos más tiempo de estar con nosotros mismos, de sentirnos realmente, (si no nos dejamos llevar demasiado, por la afluencia de cosas de hacer por hacer, otra vez, que recibimos de los amigos vía internet, sin más fuste que el pavor de enfrentarnos a nosotros mismos), aún así, habrá menos distracciones y será más fácil poder conectar con nuestra fuente que nos puede aportar una visión real con mayúsculas de la situación, como recibir información de finalizar o emprender determinados proyectos acordes con nuestro coherente proyecto de vida.
-Se puede reflexionar a la vista de los hechos, de a qué dedicamos nuestro tiempo. Viendo todo lo que se puede hacer desde casa y el tiempo real en que se realiza, se pueden sacar conclusiones de los retos que se pierden en transportes o haciendo como que se haces, para cumplir horarios innecesariamente largos, que nos privan de estar donde y con quien verdaderamente nos importa.
-Por ejemplo, la realidad impuesta de no poder tocarnos, abrazarnos, besarnos, necesariamente lo va a poner en valor.
-Reconocemos más claramente en una situación vital de emergencia, lo que no nos importa realmente y que solo llena espacio para que no afluyan otras cosas que no nos atrevemos a similar, pierden absolutamente importancia lo que se ha utilizado como pan y circo, las situaciones políticas de nacionalismos, competiciones deportivas, la telebasura (que poco nos importa ahora lo que les sucede a los famosos), los eventos que solo aumentan los egos, etc. Frente a una situación así se amplía la mirada hacia todo el planeta y lo que es importante y lo que no.
– Al mismo tiempo surge naturalmente la empatía, el ponerse el lugar del que sufre, del que está lejos de casa, del que está solo o sin familia, es mayor, es extranjero… aumenta la compasión. Surgen por todos sitios vecinos que ayudan a los mayores llevándoles comida, etc.
Parece realmente que con esto y por un tiempo, se corrigen muchas cosas que estaban desequilibradas, para que se puedan ver y tomar decisiones basadas en la experiencia en el futuros que lo mejoren para el bien de todos.
-Los hijos pasan a estar más tiempo con sus padres. Pueden comer juntos, compartir más las responsabilidades del hogar, hacerse cargo de su aprendizaje que se ha ido paulatinamente relegando cada vez más a los maestros y a otros como profesionales de las actividades extraescolares, etc. Así poder realmente ver sus dificultades y capacidades para poderles ayudar desde la coherencia interna. Al conocerse más todos los miembros, surgirán conflictos que no tendremos más remedio que afrontar sin poder huir de la forma habitual.
-Los profesores pueden hacer una educación más individualizada al poder aportar y responder vía internet lo que cada alumno necesite, respetando los tiempos de todos.
-La sanidad pública que ya se veía saturada, está poniendo en evidencia que hay muy poca gente en urgencias, lo que demuestra que anteriormente muchos iban conscientes de que no era realmente urgente. Al tiempo por miedo al contagio o ante la dificultad que te atienda un médico, se vuelven a utilizar remedios caseros ancestrales y preguntándonos a nosotros mismos lo que realmente nos viene para ese mal menor, empezando a tomar conciencia, conocimiento y responsabilidad de nosotros mismos en ese sentido también.
-El consumo excesivo. Podemos ver lo poco que necesitamos en verdad. Una situación así pone las cosas en sus valor.
¿Qué actuaciones podemos realizar aprovechando la situación que se nos impone?
-Agradecer, sube mucho la vibración. La propuesta de aplaudir a los sanitarios a las 10 de la noche crea una energía de unión maravillosa y ya sabemos que el amor es todo lo que une.
– Limpiar y ordenar la casa a fondo, sacar para cuando se pueda tirar todo lo que no valga ya en tu vida, lo que no seas tú, lo que no necesitas realmente y puedan aprovechar otros. Ya sabemos que lo que es por dentro es por fuera, y viceversa.
– Nutrirnos de alimentos que sintamos que nos vienen bien a nosotros, cuidarnos, darnos el tiempo para reconocer físicamente lo que necesitamos.
-Leer, escribir, pintar, etc. Todo aquello que nos surja de una verdadera necesidad interior.
-Atrevernos estar en soledad, a acogerla, a no tenerle miedo, aprovechar para reconocer todo lo que hacemos para huir de ella, ahora nos acorrala, caigamos a sus pies y démosle por fin la oportunidad de que nos aporte su sabiduría. El que ha podido vivir en soledad ya no tendrá nunca más una relación por huir de ella por ejemplo. Cuando vuelva a vivir en pareja lo hará abierto a entregarse sin miedo de ser a ser.
-Por último, mi preferida, nutrirnos de belleza. No de lo que te dicen que es arte, ahí también hay que ser auténtico y dejarse llevar por lo que cada uno siente como bello, que nuestro ser reconoce como armonioso y con una altísima vibración, esa que la parte femenina de las personas ha aportado desde siempre al mundo y la de la Naturaleza. Esto nos alinea con nuestro Ser superior, nuestra Fuente y nos permite abrirnos y confiar.
Porque estoy segura de que esto ha venido para quitarnos muchas tonterías, y necesitábamos una prueba así para conseguir más coherencia y fuerza interior. Entramos como orugas y saldremos como mariposas, aportando ahora sí, toda la belleza de nuestros dones.
y al convertirnos en mariposas nos alimentamos de las sustancias mas sutiles y armonicas de los seres, no como las orugas que destruyen todo.