Home » Artículos » Lucidez hiriente

Lucidez hiriente

Por Ramiro Calle.- Lo decían los antiguos sabios de la India: «para el que sabe ver, todo es doloroso». Cuando uno ve sin subtergios, escapismos, autoengaños ni amortiguadores, hay hechos que resultan sumamente hirientes a todo aquel que tenga un alma sensible y un corazón siquiera medianamente compasivo. Pero el que no queramos ver algo que es, no quiere decir que no exista. Si uno no quiere ver las situaciones como son y se ampara en conductas de evasión, no se alcanza la madurez emocional ni se actúa del modo más edficiente para poder cooperar en una sociedad más justa. Lo que es es lo que es, por muy espantoso que resulte. A veces uno se averguenza de haber nacido como humano y compartir el planeta con alguna gente que es de una insuperable perversidad. Buda invitaba a dearrollar la visión lúcida de lo que es, sin perderse en el juego distorsionante de espejos que anidan en la mente ni dejándose atrapar por lo trivial, banal o superfluo. No negaba que «en verdad hay mucha gente aviesa».

Se requiere mucha interpidez para ver lo que es y proceder en consecuencia. Es muy hiriente comprobar que el hombre más poderoso del mundo es también uno de los más ciegos y ofuscados y que exhorta a la matanza de elefantes y a exhibir su cabeza como trofeo. ¡Y uno se ve obligado a compartir el mismo espacio en este planeta con individuo así!. Los elefantes también lloran, como los toros, los gansos a los que explolan el hígado para comerciar el foie y las cabritas que ese salvaje llamado Patxi Irazusta ha dejado morir en Donostia después de tener atadas cruelmente sus patas durante días. ¡Y qué decir de la pandilla de execrables excursionistas que atormentan a un pobre jabalí y se divierten y carcajean a su costa! Estos descerebrados individuos tendrían que ingresar directamente en un hospital psiquiatrico para ver si en algo se podrían reparar sus perversos hemisferios cerebrales.

Cada día más ciencia deshumanizada y materialista y más hipertécnica, pero ¿en dónde queda la calidad de vida interna, la compasión y la benevolencia?. ¿Y en qué han quedado los torpes y descarriados intentos de la llamada Nueva Era aspirando a un hombre nuevo y mejor, y empantanándose en una obsesión por la burda fenomenología esotérica?. Religiones, profetas, legión de predicadores, mentores espirituales y filósofos embebidos en sus elucubraciones metafísicas, para ir ¿hacia dónde? Mientras no haya una visión perfecta y profunda de esta realidad de claroscuros, por hiriente que sea, no surgirá la firme determinación de mutar la psique humana para poder no causar daño a ninguna criatura, encontrar la paz de corazón y ser amigo de todos… ¡De todos! Los elefantes, los gansos, la cabritas e incluso los que se dedican a herir a los seres sintientes sin el menor pudor, sin el menor respeto, sin la menor caridad.

Ramiro Calle

www.ramirocalle.com

También te puede interesar

El poder oculto de la vitamina C

La vitamina C ha sido tradicionalmente aclamada por su capacidad para combatir el resfriado común, ...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *