Por Ramiro Calle.- La denominación «maldita sociedad auto-canibal» es de mi buen amigo Alberto Díez, que me ha enviado este sugerente texto que comparto con vosotros. Alberto Díez fue un destacado deportista de élite y en la actualidad, además de ser un apasionado de la sabiduría oriental y estar sumamente interesado en el mejoramiento humano, es presidente de AD Group. Se considera «ramirólogo», ha leído muchas de mis obras, ha recibido talleres intensivos míos en privado y le he prohibido su intención de ser el presidente de un club de fans con mi nombre. Su sentido del humor es muy bueno, como comprobareis, a pesar de que tiene un enfoque hiperrealista de la situación actual, que no son capaces ni de vislumbrar remotamente los que viven en su hermética burbuja, pues como me dijo un político años atrás cuando le dije que dejara la política, «hace mucho frío fuera».
Hay algo peor que el ego, y es su idealización y glorificación. El maldito ego mal orientado convierte esta sociedad en auto-canibal. Querer salirse de esta sociead es tan ilusorio como querer saltar fuera de la propia sombra;pero hay un método: tomar distancia interior, desconfiar de la misma como si fuera de la peste ( «la sociedad conspira contra el individuo», Emerson), tratar de ser lo más noble, humano y cooperante posible, y no dejarse arrastrar por sus modelos narcisistas que solo valoran el envanecimiento, la prepotencia, el síndrome de jactarse sin cesar y convertise en escalador de cimas sociales cueste lo que cueste y caiga quien caiga. En tanto uno no cambie su mente y debilite su ego, seguiremos realimentando ese monstruo que Alberto Díez denomina con todo acierto «la sociedad auto-caniba». Y él sabe bien de que habla.
«Vivimos en una sociedad ultra-acelerada, compulsivamente competitiva en la reclamación de aprobación y aplauso, sus antojos no conocen límites, exige satisfacción inmediata y genera permanente deseo insatisfecho. Una sociedad hiperbólica, repleta de excesos, barroquismos y sobre-estimulación que a cada individuo sú única renta es un par de transtornos de personalidad y eterna espera en la antesala de la depresión, adicción o trastorno de turno si su auto-engaño o adicción no lo impide. Por otra parte, está la presión de está sociedad en permanente estado de definición para ser alguien especial. Vivimos por el estress de ser excepcionales y él vacío generado y un yo consumido de si mismo.
En estos tiempos “liquidos” donde nada permanece, de sobre exigencia canibal, uno tiende a autoexplotarse para ser cada vez mejor y más eficaz, desde la necesidad de alcanzar un ideal narcisista. Como si fuese una instalación de cables electrificados que todo el tiempo está a tope de energía, el ser humano tiende a caer en el desgaste, en el burnout: se quema. El resultado es la depresión, y más aún, la depresión narcisista por no poder estar cumpliendo constantemente con los ideales de perfección.»
Ramiro Calle