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Meditación y una nueva manera de enfocar la vida

Por Ramiro Calle.- La meditación es el arte de parar, una técnica de vida, una actitud existencial y un modo de ser. No es solo la práctica, que es imprescindible, sino el conducir la meditación a la vida diaria y hacer de ella un arte de vivir. La práctica de la meditación enseña a meditar. La clave está en la práctica disciplinada y en la motivación y la constancia.

La mayoría de los ejercicios de meditación no consisten en pensar, sino en percibir y sentir. Se sirven de la atención pura, libre de juicios y prejuicios.

Uno de los ejercicios más antiguos y practicados por los yoguis consiste en seguir el curso del aire al entrar y salir. Se puede complementar con el de sentir y captar el momento fugaz en el que la inhalación se funde con la exhalación y viceversa.

También es de gran eficacia el ejercicio consistente en depositar la mente en las aletas de la nariz y focalizarse sobre la sensación tactil que el aire produce, evitando pensar, reflexionar o analizar.

Para aprender a distanciarse de los pensamiento y no apropiárselos, ningún ejercicio tan eficiente como el de convertirse en el espectador implacablemente atento e inafectado de todo lo que va circulando por el espacio mental, sean pensamientos, ideas, recuerdos, fantasías, emociones o estados de ánimo. Se observa y se deja pasar, sin estar a favor ni en contra de lo observado, con máxima ecuanimidad.

Excelente es el ejercicio que denominamos «la alerta serena» o «la atención sosegada», que estriba en estar presente aqui y ahora, atento a todo pero a nada en concreto. Cada vez que le mente se desvíe, se toma consciencia de qué lo ha hecho y se vuelve al aquí-ahora.

Para hallar refugio en uno mismo y desarrollar la presencia de sí, es sumamente útil el ejercicio que invita a adentrarse en uno mismo, recogerse, ignorar las actividades cotidianas, efectuar el silencio interior y conectar con la desnuda senzación «soy». Si vienen pensamientos, son como nubes que pasan pero no nos afectan. Tenemos que irnos sumergiendo más y más en nosotros mismos y quedar absortos en la raíz de la mente.

A fin de despejar y limpiar la mente, obteniendo calma profunda, disponemos del ejercicio que llamos «visualización de la infinitud». Uno se representa el firmamento claro, despejado, sin límites. Igual que el azucar se funde con el agua (ejemplo que no debe luego intervenir), vamos creando un sentimiento de plenitud y cosmicidad. Si vienen los pensamientos son como nubes que pasan pero no nos arrastran.

También podemos recurrir al ejercicio conocido como «cortar los pensamientos en su raíz». Estamos muy atentos a la mente y cada vez que surja un pensamiento, lo cortamos con voluntad, evitando así ser pensados por el pensamiento y que éste configure el denominado discurso mental. No importa que surja el pensamiento detenido u otros, pues se vuelve a proceder de la misma manera.

Mediante el entrenamiento de la meitación sentada, podremos estar mejor preparados para estar más atentos en la vida cotidiana y que la atención sea seguida por la clara comprensión y la acción más diestra y correcta.

Lo he dicho en mi «Autobiografía Espiriutal» y otras de mis obras. El mejor consejo que me dieron en la India es: «medita». El mejor consejo que yo podía dar a los otros es: «medita». Lograremos así que cuando algo no pueda ser cambiado, nosotros podamos cambiar nuestra actitud y mantener la lucidez y el sosiego. Y no es poco, pues enfocar los acontecimientos desde la calma y la claridad.

Ramiro Calle

www.ramirocalle.com

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