Los plásticos no solo están presentes en forma de grandes objetos como botellas, envases o bolsas, sino también en forma de minúsculas microesferas que se emplean en cosméticos. Estas microesferas entran dentro de la categoría de “microplásticos”, objetos de plástico o fragmentos inferiores a 5mm y que se constata cada vez más que son una silenciosa y diminuta invasión de los océanos.
Las microesferas son esas pequeñas bolas de colores que se pueden encontrar en geles y exfoliantes faciales, pero que en los últimos años han ganado protagonismo por el impacto que tienen en los ecosistemas y en la vida marina.
Estas pequeñas esferas de plástico se añaden a productos de uso diario como agentes exfoliantes o para dar color y textura. Pero son tan pequeñas que pasan los filtros de los sistemas de depuración y se incorporan directamente a ríos, lagos y océanos.
Un estudio reciente estima que un envase de 150ml puede contener entre 130.000 y 2,8 millones de microesferas. Esto supone que una vez que nos limpiamos la cara, o lavado los dientes, liberamos miles de piezas de plástico al medio ambiente.
Asimismo, al estar compuestas de plástico tiene la capacidad de atraer y liberar distintos compuestos químicos tóxicos al medio marino y a las especies que los ingieren.
La mejor forma de evitar comprar productos que las contengan es mirar la lista de ingredientes y evitar los productos que contengan polietileno (PE), polipropileno (PP), poliestireno (PET) y /o nylon. Existen ingredientes alternativos como arcillas, semillas u otros componentes que no son dañinos para el medio marino.