Después de 17 años bajo tierra, miles de millones de cigarras periódicas —una especie de cigarras voladoras— han emergido a la superficie en Estados Unidos, con el objetivo de aparearse tras completar su ciclo de maduración. Como reclamo amoroso, emiten un ruido ensordecedor, equiparable en decibelios al que produce una moto potente. A partir de 75 decibelios se considera un ambiente ruidoso, según la OMS.
Las cigarras pasan la mayor parte de su vida bajo tierra alimentándose de las raíces de los árboles, antes de hacer un túnel hacia la superficie. Una vez fuera, en general en zonas verdes, se dirigen en masa hacia los árboles. Las hembras ponen entre 400 y 600 huevos en ramas delgadas que perforan con una serie de pinchazos.
Al mes de estar en la superficie, mueren. Si los zumbidos de los machos surten efecto en las hembras, se habrán apareado y habrán dejado enormes cantidades de huevos en las ramas de los árboles. A finales del verano o principios del otoño, una nueva generación se dirigirá al subsuelo para alimentarse de las raíces de los árboles.
La Agencia de Protección Ambiental de EE UU (EPA, por sus siglas en inglés) ha lanzado una campaña en redes sociales para que la población no fumigue, ya que los insecticidas pueden afectar al resto de seres vivos. «Las cigarras son inofensivas. Son una fuente de comida nutritiva para otros animales. Ignórelas. No estarán aquí para siempre», asegura el organismo gubernamental. Las cigarras periódicas, que no pican ni atacan a los humanos, suelen vivir poco más de un mes en la superficie.
Ya han aparecido en Georgia, Indiana, Kentucky, Maryland, Nueva Jersey, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania, Tennessee y Virginia y se espera que su regreso se extienda hasta finales de junio.