Por Verónica Chaparro Ayala.- En ocasiones pedimos ayuda a los ángeles, clamamos y reclamamos a Dios, pedimos respuestas al universo, pero no somos capaces de escuchar.
Es muy importante para mi poder compartirles que he recibido mensajes, guía, acompañamiento y sanaciones a través de videos de you tube, muchos de ellos forman parte de Mindalia.
Al igual que la televisión, las redes sociales fueron creadas para mantener el control sobre la conciencia humana, fomentando el miedo, angustia, desesperación, caos, etc. Comunicando noticias e información que atrapa al ser humano en una red de falsas realidades producto de la manipulación incesante por parte de los interesados en seguir alimentándose de frecuencias de baja vibración.
Pero soy testigo de cómo es que guerreros de la luz, han utilizado las redes sociales para llegar al ser humano, utilizando los estragos de la pandemia a favor del despertar espiritual, convirtiéndola en un vehículo catalizador.
Durante el periodo de ese encierro – aislamiento más prolongado que fue a principios del año 2020, me desconecté del televisor, de la familia y demás estructuras que en tiempos normales no te permiten salir de la mátrix.
Fue a través de las redes sociales y YouTube en específico que comencé a recibir mensajes claros y concisos sobre qué hacer con mis emociones, como gestionarlas, como observarlas y como sanarlas, además de mostrarme día a día el camino perfecto para elevar mi vibración y llevarme a niveles tales que, hoy me siento la más acompañada, afortunada, bendecida y protegida.
Durante el tiempo más difícil de la pandemia recibí tanta luz que nunca me sentí sola o deprimida, me mantuve optimista y positiva, sanando con las herramientas que me hacen llegar hasta el día de hoy para continuar este viaje de auto conocimiento y reconocimiento.
Amo viajar pero la pandemia me ayudó a realizar el viaje más hermoso que puede el ser humano experimentar, porque allí encontré la verdadera riqueza, ahí reside la verdadera abundancia y fuente de luz infinita.
Gracias a Mindalia, bendigo en el nombre del espíritu santo a todos y cada uno de sus colaboradores.