Un grupo de jóvenes científicos asiáticos, en colaboración con las universidades de Singapur y China, han creado un sistema anaeróbico que funciona como “estómago bioquímico”, convirtiendo los desechos alimentarios en energía limpia. Una serie de bacterias y microorganismos, cuidadosamente seleccionados, descomponen los restos de comida y generan biogás, que luego puede utilizarse como combustible, productor de electricidad e incluso como fertilizante.
Algunos datos curiosos sobre este nuevo método son:
- Una tonelada de restos de alimentos puede generar hasta 400kwh de energía.
- El proceso en si mismo genera calor y, este calor, crea un microclima que permite a las bacterias seguir trabajando. Por tanto, no se necesita de energía externa para funcionar.
- Todo se hace de forma no contaminante; reciclaje sin huella negativa en el ambiente.
Esta nueva tecnología podría suponer un gran avance en cuanto a residuos se refiere. Eso sí, sus creadores recuerdan la importancia de separar bien estos residuos (plásticos, vidrios, textil, comida) para poder acceder a los restos alimentarios de una forma más rápida y efectiva.