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Ni Ogras ni Hadas o el hacerse cargo del sí mismas

Por Mery Carrasquero.- El  socioromanticismo, en cualquiera de sus empaques  y  libretos  y a pesar del tan argumentado filosofalmente,  «libre albedrío» o libertad individual, de la que se ha de disponer por derecho, ha incidido en la creación de  los propios mapas de navegación.

Una carga importante que pesa en cada ser humano, sea mujer u hombre en relación al decidir el destino propio. En el caso de la mujer, desde la practica sociocultural, se le ha adjudicado roles, cuya grandeza o virtud, dependerá  de cuan sacrificada sea en el cumplimiento de dichos roles. Si es madre, si es esposa, si es hija, si es vecina, jefe, compañera o hermana, dicho rol, es entonces valorado,  según lo dadora de «vida» que pudiera ser para otros y no para el sí misma.

Algunos o algunas han visto oportunidad en lo profesional, pero la visión que se ha extendido también, al ámbito profesional que se creía podría ser imparcial desde el género, se le espeta a que también sea sacrificada, que rinda tanto como «un hombre» y provea desde su condición de mujer, la mayor suma de bienestar posible para todos.

En esta visión, el poder de la mujer, entonces, queda supeditado a lo que ella, puede hacer por otros, nervio central del sistema patriarcal, donde siendo considerada vital para preservar bienes y servicios, lo extraordinario que pueda proyectar esta mujer, fuera del contexto del hogar y la familia, es propiedad del medio en el cual ella se desenvuelva, en este caso, la firma para la cual trabaja, conspiración perfecta entre los elementos que sostienen el sistema patriarcal.

Nuevas o antiguas corrientes del pensamiento han puesto a la mano de las mujeres de este siglo, las oportunidades de formarse en la práctica de nuevos hábitos, para deslindarse de estos libretos preconcebidos para la mujer y ellas desde su Sí mismas, puedan construir los nuevos modelos en los cuales,  la verdadera libertad individual, pueda ser ejercida como derecho y no como concesión. Las máscaras a usar,  serían vistas desde otra perspectiva, como diría la psicoterapeuta gestáltica  Maguiblock, máscaras para jugar y no para esconder lo que son.

El sistema ha elaborado jaulas de todos los tamaños y condiciones para poner a la mujer por debajo de las condiciones de liderazgo que ella posee, desde la propia nave y desde el propio mapa de navegación personal, ya no en función de una cartilla con la cual es recibida al nacer,   sino para el sí misma del que es responsable y que por decena de años fue secuestrado en el argumento de una debilidad que contradictoriamente la dejaba en condición de explotación tanto en sus cualidades de madre como las de mujer. Necesario es para la mujer, la asunción de este nuevo destino, deseado y luchado por tantas mujeres, para que asuma el liderazgo de su vida y reconozca en sí misma el poder y la capacidad de ser lo que es y , poder con su propia vida, como la constructora de su destino.

No necesita elegir entre ser la Ogra el hada. Hay camino y hay luz. Solo el querer y el decidir a ser lo mejor que se es capaz de ser, basta para que otro mundo este a disposición. Un mundo hay ya hecho y otro en construcción. Creer que se puede elegir en cual estar y hacerlo es el primer paso. Entonces será la bienvenida a una nueva vida donde » ni ogras ni hadas» , solo mujeres empoderadas su propia ruta a su propio destino.

Mery Carrasquero

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