Por Isabel María Campillos Pérez.- Cada parte constituye el todo, por lo tanto lo somos todo.
Cada pieza forma parte del rompecabezas.
Por eso todo empieza cuando decides der «la pieza», sin ninguna pereza.
En el momento exacto, en el que te atreves a efectuar cada acto.
Cuando decides ser sensato y acabar con todos tus garabatos haciéndo sonar tu silbato.
Quítate el traje, no necesitas tantos encajes…
Deja caer tu máscara, no hay nada como mostrar todas tus taras…
En el fondo, todos hemos llegado a lo más hondo, todos nos hemos surmegido en lo más profundo del asunto…
No te impresiones con las formas, ¡Deja de buscar tu horma! Sólo conseguirás ser llevado por la corriente de esta impuesta y enferma sociedad anónima.
No te identifiques con nada, ¡TÚ LO ERES TODO!
No eres lo que haces ni lo que dejas de hacer.
No eres lo que «eres» ni lo que crees que eres.
No eres lo que a las demás piezas les interesa pensar que eres.
No eres tu ego. No eres tu carácter ni tu personalidad. No eres tu nombre.
No eres ese trabajo que te hace «dividir» el perfecto presente en horas.
Tan sólo eres la pieza única, sin la que el puzle no podría ser completado.
Esa pieza sin la que el Universo estaría completamente deformado.
Piensa en esto, no te miento:
Sin tu pieza original, sin tu propia «marca personal», faltaría un ser humano en el mundo sin cumplir sus metas, sin seguir sus sueños…
Faltaría esa persona que se ha perdido en el juego del ego, sin llevar a cabo su propósito de vida, anulando completa-(mente) esta partida.
Ni podría escribir con tinta, sobre aquella persona con fortalezas y bellezas propias que la hacían ser distinta.
Atrévete a salir del cascarón, deja de camuflarte como un camaleón, y deja salir tu león…
¡Sigue tu instinto innato!
Cuando haces esto, el mundo ya no cojea ni se tambalea.
Amado lector, buscar el sitio que te pertenece, y ese mismo sitio vendrá a buscarte para realizarte, ¡Con todo tu arte!
Porque en efecto, eres puro arte. Porque sin duda, eres el que lanza el boomerang y genera causas para recoger miles de efectos… Unos más correctos, otros más desperfectos. Pero, ¿Sabes qué?
Todos tuyos. Todos propios. Todos con derechos de autor.
Y es que no hay acción más perfecta que la que realizas por ti mismo y para los demás.
Y es que sirviendo a los demás, te estás sirviendo a ti mismo.
Ten compasión en cada acción, siente tu amor.
Satisfácete. Date permiso y autorizate para expresar tu esencia en cada una de las cosas que haces.
Conviértete en mariposa. Se prisa y poesía sin garantías, ten valentía.
Y observa como tus sueños se van acercando a ti por vibración (vibra-acción).
Vuela alto como un águila y conviértete en tu propio ave fénix, capaz de resurgir ante cualquier devenir.
Y recuerda, que aunque tu nivel de conciencia te aleje de la ciencia, tú siempre serás tu primera y última referencia.
Ten coherencia, atrévete a mostrar tu esencia.