En septiembre de 2017, la sonda Cassini de la Nasa envió unos datos muy interesantes sobre “Encélado”; la luna de Saturno, aunque no es hasta hace pocos días que hicieron esta información pública.
Según las nítidas imágenes, Encélado, una luna de apenas 500km de diámetro y recubierta por una capa de hielo de varios kilómetros de profundidad, alberga un gran océano de agua líquida. Este océano se encontraría en el polo sur de la luna, lo que se confirma tras analizar unas partículas que muestran la existencia de procesos volcánicos en el fondo del océano.
De hecho y, según una de las teorías más respaldadas a día de hoy, fue en un entorno similar (hornos de magma, roca y agua) donde se dieron las condiciones necesarias para el origen de la vida.
Incluso a pesar de nuestros avances tecnológicos, es muy difícil crear una misión espacial capaz de alcanzar esta luna, posarse en ella y taladrar su hielo para analizar el fondo marino, sus chimeneas hidrotermales y los compuestos que escupen. Por tanto, aún no se puede determinar que existan microbios similares a los que tenemos en el planeta Tierra.
La nueva propuesta es enviar, cuanto antes, una nueva sonda orbital que pueda estudiar detalladamente la zona y facilitar conclusiones más detalladas.