
La vida es una gran obra de teatro y cada uno de nosotros está interpretando un papel en el Drama Divino; todos los hechos que cada quien vive están conformados por nuestras creencias, hábitos, comportamiento y emociones.
Todo esto conforma un esquema, un programa subconsciente; proyectando el guión que tenemos grabado. Somos los directores de la obra, tenemos la responsabilidad sobre las decisiones y acciones que tomamos. Somos los actores, estamos implicados totalmente en el desarrollo de la obra y también somos los espectadores; muchos desconocen este conocimiento.
Convertirnos en observadores de nuestra propia vida, nos aburre, nos da miedo, nos hace sufrir. Esto es interesante, viendo la vida así, podemos cuestionar el papel: ¿ es un papel dramático, cómico, de aventura, de terror, de perdedor? ¿cómo me veo?
Lo interesante es que tenemos el poder de cambiar, de reescribir el guión, para hacerlo necesitamos hacernos consciente de ello y ser valientes y determinados.
Diseñamos cada instante de nuestras vidas, si no te gusta, reinvéntate.