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¿Paganas o se pagan?

Por José Antonio Cordero.- El término pagano se usó de forma malintencionada, despectivamente. La fiesta pagana era menospreciada e incluso perseguida por religiones dominantes. Agricultores que adoraban a Saturno, Dios de la agricultura o al Dios Baco, el del vino que para hacer bien el festejo pasaban un día entero en embriaguez total, ciegos de alcohol.

En la Edad Media la iglesia católica propuso el carnaval que significa ‘quitar la carne’ o no comer carne los viernes de cuaresma. Los divertidos eclécticos de Rio de Janeiro cambiaron el carnaval por ‘enseñar las carnes’ y que la embriaguez no falte.

San Juan antes se celebraba el 21 de junio, entrada del verano, pero los eclesiásticos la cambiaron a su antojo al 24. La intención de esta fiesta es para que el fuego espante a los malos espíritus, como si se tratare de una carta a los reyes magos.

Los festejos imprimen costumbres que se enraízan en las sociedades, que pueden llegar a ser aberrantes para algunos y fascinantes para otros. Celebraciones que se hacen fiestas nacionales, que doman la mentalidad de pueblos para que no falten a sus tradiciones.

Cultura viene de ‘cultus’ refiriéndose al cultivo humano, se supone que las tradiciones culturales deben servir para cultivar el espíritu humano, entonces ¿por qué la mayor parte de las fiestas trastornan al espíritu y buscan la embriaguez o matanza de animales? Pero como son fiestas ‘consagradas’ durante siglos se declaran oficialmente patrimonio nacional. Ahí queda eso!!! Hay tradiciones que quedan muy lejos de la pureza del espíritu humano.

Nacer bajo tradiciones culturales, que deberían ser llamadas inculturas, es como nacer con un virus difícil de quitar. Tal es la fuerza de la costumbre que subyuga a cualquiera que no sea capaz de pensar por sí mismo.

Vivir al lado de alguien muy querido, un ser amado, que creció con el elogio masivo al festejo taurino resulta doloroso para quienes no aceptamos esa matanza. Cuando amas a alguien que se exalta y queda fascinado viendo a un ‘matador’ al que llama maestro no por ello dejas de amarle. Ahí es cuando comienzas a pensar sobre el poder que tienen esas culturas o tradiciones. Si amas a una persona no puedes apalearla, ni con palabras ni con crueldad, aun sabiendo que es seguidor de una tradición muy alejada de la pureza del espíritu humano. El amor nos hace comprender al dominado.

La crueldad no recompone y mucho menos ensalza a la figura humana. La crueldad del matador no le hace maestro, en todo caso le hará ‘maestro’ en pagar por sus errores. La crueldad contra el matador o contra el maltratador no es la vía. En el mundo del comportamiento antisocial las madres de viles asesinos nunca vieron a sus hijos como seres salvajes seguían siendo sus niños queridos. Falta corazón de madre en millones de hombres y mujeres para entender que el problema viene la sequía cultural, la raíz humana está seca.

Si las tradiciones populares aberrantes han dominado es porque el espíritu humano ha tenido y sigue teniendo un nivel muy bajo. La debilidad, la falta de formación hacen que el hombre sea carne de cañón en cualquier festividad. Desde ponerse beodo a buscar el éxtasis con preparados bien diseñados para sacarlo de sí.

Analogía: las malas hierbas no deben eliminarse con herbicidas porque tiene efectos que dañan a la tierra y a las personas. Las malas personas eliminan con facilidad a otras. La muerte de un ser vivo es un daño a la naturaleza, sea humano o animal.

Cualquier persona debe ser respetada y cuidada, y si nació bajo la fuerza de la incultura hay que poner ‘acolchados orgánicos’ (entiéndase como Conocimiento) a su alrededor para que vaya cambiando su sangre y cerebro envenenados. Si nuestra ayuda no sirvió en su momento no podrá evitar pagar su error porque nadie escapa de aquello que genera.

La persona no es el problema, el problema es la incultura.

Hoy es el fuego, mañana será otra cosa. Si la tomatina sirviese para nutrir por dentro a millones de personas quizás se entendería mejor que bañarse en tomates. Si la fiesta de la luces sirviese para iluminar a las personas por dentro sería más entendible que encender tantas velas. Si la entrada del año nuevo sirviese para empezar mejor el año, en vez de con buenas cogorzas.

Las fiestas son buenas para recordar lo que somos y porque en grupo todo crece mejor.

Se dice que un buen comenzar ya se tiene la mitad del camino ganado. Si las tradiciones culturales sirviesen para avanzar hacia la mitad del camino serían geniales.

Parece que la fuerza de la costumbre es demasiado poderosa o el hombre es demasiado débil.

La crueldad ni las malas maneras sirven, el menosprecio y la descalificación tampoco. La defensa de los animales comienza por no comerlos; decir en voz alta maltratador de animales y te voy a denunciar, y después pedir un entrecot o un buen plato de jamón no es muy coherente. No vale la excusa de la necesidad de alimentarse bien y con todos los nutrientes, eso es otra incultura más, porque los cultivos de la tierra aportan todas las necesidades nutritivas y más aún si también usamos el agua del mar que tiene más de un centenar de nutrientes y es parecido al plasma sanguíneo.

La cultura se impone con razonamiento y conocimiento masivo, hay que cultivar el espíritu humano y las malas hierbas serán pasto del sol, el tiempo ayuda a cambiar de forma natural.

La sensibilidad es el toque celestial que nos hace distinguir y apreciar la profundidad de las cosas, tener máxima sensibilidad es tener máxima capacidad para disfrutar, la sensibilidad es el mejor cultivo. Es algo personal e intransferible, no se puede hacer sentir a otros algo que ni siquiera palpan con sus sentidos. El recurso a los festejos que deterioran el sistema nervioso, el cerebro y la sangre es por falta de sensibilidad.

La más alta sensibilidad no es producto del extremismo, es la más extraordinaria capacidad de vivir. Acribillar a los demás o así mismo es por insensibilidad.

Festejar es cultivar, eso siempre es bueno.

CITA CON LOS GRANDES

“Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido.” – Aristóteles

“Vida sin fiestas es como largo camino sin posadas” – Demócrito

“Hacer lo imposible es una forma de diversión” Walt Disney

“La cultura es un saber del que no tiene uno que acordarse, fluye espontáneamente.” – Diógenes

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