Desde tiempos ancestrales el ser humano se ha caracterizado por tener inquietud por aprender y evolucionar, y siempre ha tenido incertidumbre sobre qué pasará cuando crucemos el umbral de la muerte.
El pensamiento y el raciocinio son las virtudes que nos han hecho evolucionar ante las hostilidades que se nos plantea en el día a día, ya que el ser humano es el animal menos cualificado físicamente para enfrentarse al mundo exterior. Resultado de todo ello es la ciencia que nos instruye y guía en la manera de proceder en sus diferentes vertientes, pero para llegar a concretar esta manera de proceder se necesita inicialmente estudiar, analizar, comprobar y corroborar todos los métodos hasta llegar a la conclusión y establecimiento del adecuado.
De igual manera la Parapsicología intenta indagar y descubrir el porqué de los diversos fenómenos que se producen en multitud de ocasiones y que no tienen explicación científica actualmente, empleando un método riguroso para la obtención de resultados, análisis estadísticos y la posterior formulación de planteamientos e hipótesis, lo que no dista mucho de los comienzos de cualquier doctrina que posteriormente pase a ser ciencia, dado que tendríamos que recordar que la ciencia no es un hecho sino una manera de hacer, ver y estudiar los hechos.
En el principio del estudio de cualquier doctrina que pueda llegar a ser ciencia es básico pensar que el hecho u objeto del mismo y sus condicionantes son desconocidos, dado que para ello se implanta el método científico en cada caso, con la finalidad de llegar al mayor conocimiento de sus factores.
No sería descabellado pensar que existen diversas formas de energía desconocidas a día de hoy para la ciencia conceptual, es más, es sabido por todos, como exponía tan ilustremente en una conferencia impartida en Pamplona en 1986 el maestro Sinesio Darnell, célebre físico y gran parapsicólogo, que a partir de la teoría subatómica existe el principio de incertidumbre, en el que se nos indica que no se puede predecir el comportamiento de dichas moléculas y que algunas de ellas carecían de masa y carga eléctrica, es decir, que podían sobrepasar los 300.000 km/seg (velocidad de la luz) por lo que serían atemporales deduciendo que en ellas podía radicar la explicación de muchos de los llamados fenómenos fronterizos que se estudian en Parapsicología.
Como decía Carl Sagan “La ausencia de pruebas no prueba la ausencia“, pudiendo deducir de ello que el no obtener pruebas contundentes sobre la génesis de un hecho que en todo caso no es re-producible bajo las mismas circunstancias, es decir que es efímero, esporádico y espontáneo, no tiene que significar que el hecho no exista sino más bien que la energía que lo produce es desconocida. Recordando al gran maestro Germán de Argumosa, importantísimo Filosofo e introductor de la Parapsicología en España, siempre defendía lo que él llamaba el principio o la Ley de causa/efecto y que nos instruía en que “Si en el nivel ontológico en el que nos encontramos se produce un efecto y no conocemos la causa que lo produce, dado que no puede haber efecto sin causa, dicha causa tiene que encontrarse en otro lugar, en otro nivel ontológico”.
Si nos acogemos a la Física actual nos encontramos con la teoría de supe-cuerdas que ha revolucionado la manera de concebir el mundo y nuestra realidad abriendo el abanico de multitud de realidades o universos paralelos. La realidad que percibimos y por tanto la que existe para cada uno de nosotros se rige en un campo electromagnético del cual solo podemos percibir por nuestros sentidos un rango muy reducido, por lo que no es muy desmesurado pensar que por que no se vea o sienta una cosa no significa que no exista, sino que en ese momento con las cualidades físicas que son limitadas no podemos percibirlo.
En base a todo lo expuesto anteriormente sería interesante pararse un momento y reflexionar que el temor a lo desconocido lo único que puede hacer es impedir que sean descubiertas nuevas facetas de lo que somos. Toda realidad es energía, nosotros hemos sido creados y estamos formados por energía y dado que según uno de los principios básicos de la física es el de la conservación energética, que dice que la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma, sería interesante plantearse que quizás lo que hoy en día llamamos muerte sea un cambio energético.
Antonio Pastor.