Por José Antonio Cordero.- Rojo de pasión, la roja de pasión, la semana de pasión; meses, años y siglos viviendo con muchas pasiones. Deporte, trabajo, comida, cuerpo, ocio, internet, móvil, juegos ciber o diver, hasta la pasión por un cuerpo bien comido y bien bebido porque aguanta mucho tiempo tendido. Hay pasiones que matan, pasiones que adormecen, pasiones que elevan y otras que hunden. La pasión puede llevar a dos extremos muy diferentes, tal como significa su raíz latina patior: sufrir o sentir.
Según la cultura y educación recibidas las pasiones variarán considerablemente, con resultados totalmente opuestos, unos serán satisfactorios y otros deprimentes.
Si se desea pensar en pasión como dolor, pues adelante con el dolor. Si se desea pensar en pasión como entusiasmo por alcanzar una gran meta, pues adelante con el objetivo. Hay diferentes tipos de entusiasmo, de bajas miras o altas miras, de pobres resultados personales aunque se consigan bolsillos repletos o bien aspirar a una mayor calidad de vida, salud y estados superiores de consciencia. Diferentes entusiasmos nos llevan a resultados totalmente diferentes.
Un deportista con poco entusiasmo lleva el sello de perdedor en su frente. Un trabajador con poco entusiasmo podría tener cerca el cartón del paro en su bolsillo. Un empresario sin pasión por la vida, sin amor a sus trabajadores ni por el bien común, ha quebrado en lo personal y en lo empresarial no tardaría.
Cómo criamos a nuestros hijos es fundamental. Si son educados nada más que en derechos o con obligaciones, si son educados en el ‘recibir’ o en el ‘dar’, en la triste pasión pasiva o en la gratificante pasión del dar. La triste educación vacía las aulas, llena las colas del paro y cuando se consigue un trabajo podría necesitarse de un ‘remolque’. La desmotivación en el estudio, en el trabajo y en cualquier área de la vida lleva a la miseria. Incluso una persona desmotivada cuando cierra los ojos para salir de este mundo se encuentra con los morfeos, en esa nube oscura del sueño o de imaginaciones luminosas, pero cuando se despierta, vuelve al mismo lugar pero con más polvo acumulado a su alrededor.
Levantarse sin entusiasmo es como levantarse con grilletes. Siempre hay algo bueno por hacer cada día. La ciega pasión por el trabajo descuidando la vida personal y familiar tiene una connotación cercana al sufrimiento. El entusiasmo por conseguir grandes logros siempre nos lleva a nuevas y grandes avenidas, incluso cuando se empieza por una vereda polvorienta o llena de fango, el propio entusiasmo encontrará la recompensa, porque el éxito en la acción no reside en los medios con los que se empieza sino en la pureza del corazón. Un flojo trabajador necesita un remolque para un kilo de paja, pero sale corriendo con un kilo de oro. Un trabajador con entusiasmo realiza su trabajo con alegría y plena dedicación aunque sepa en su corazón que ese es el comienzo o una primera etapa en su vida. La meta que cada uno tenga será la que alcanzará. Una buena intención siempre trae buenos resultados, las intenciones son semillas que dan sus frutos, unas se convierten en nuestras propias ‘calabazas’ y otras en los mejores frutos. Una buena meta en nuestra mente, bien acompañada de un entusiasmo creciente, hará que el cuerpo se mueva más ligero, con menos sensación de agotamiento. La falta de entusiasmo nos lleva al inmediato cansancio, envejecimiento prematuro y a una salud muy débil.
Cualquier edad es buena para demostrar lo que somos. Somos mucho más de lo que vemos a nuestro alrededor, incluso de aquello que vemos en el espejo. Pasión por la figura del cuerpo es como tener pasión por una tomatera, cuando menos lo espera se marchita. Pasión por el alma, por el conocimiento y por alcanzar estados superiores es fijarse en vivir dentro de la savia del árbol perenne de la vida cósmica y eterna.
Pasión por sentir o sufrir, he ahí la cuestión, una de las dos cosas siempre suceden, si somos pasivos o tomamos una torpe meta, tocará sufrir. ‘Cuando me toque la lotería haré…’ entra dentro de los morfeos. El sano entusiasmo gana la confianza del todopoderoso corazón que en su estado puro es Inteligencia Pura y la sabia Naturaleza hará que sea posible aquello que siempre fue posible. Nada es imposible.
La semilla que da grandes frutos es muy productiva, además tiene una gran ventaja y es que cuando ‘entra’ dentro de la madre tierra, ésta hace la mayor parte del trabajo, aunque al principio pasen los días y no se vea el brote. Una sencilla y sana intención de cambio de vida es suficiente como para remover muchas cosas. El pensamiento entusiasta es ayudado por la naturaleza para lograr su gran objetivo. Todo lo que sea por el bien común tendrá el apoyo de la naturaleza. La semilla de la vagancia o de la dejadez no entra en la tierra y se la come cualquier pájaro.
Buenos tutores hacen buenos discípulos. Trabajar al lado de alguien que contagie alegría genera mucha riqueza interna y externa. Pero si alguien se cobija en un buen árbol y se echa a dormir su sombra no le valdrá porque ha elegido su propia oscuridad. Por tanto, depende de cada uno las cosas que se consigan en la vida. Es mejor ir de la mano de un buen tutor, pero si no se encuentra, y ha llegado la hora de despertar, hay que levantarse y no quedarse en el lecho de la mala leche. La pasión debe ser renacentista, buscadora de lo mejor, sin mirar hacia atrás ni al lado inválido.
Un abrazo familiar
Dr. José Antonio Cordero
Director
AGRICULTURA VEDICA MAHARISHI
Nerja, abril de 2014
_____________ CITA CON LOS GRANDES ___________
“Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella”.
– Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
“Ante el sentimiento
del deber, enmudecen
las más rebeldes pasiones”
– Immanuel Kant
“No emprendas nada en serio en un arrebato”
– Fiódor Dostoievski
“La capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual”.
– Gregorio Marañón (1887-1960) Médico y escritor español.
“No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura”
– Rubén Darío