
Hoy hablamos del principio divino en nosotros.
Permanece largo tiempo desactivado, muerto.
Una parte de la humanidad lo rechaza cuando afirma que solo somos materia.
Pero cuando ese principio despierta empezamos el camino de regreso.
La vida humana puede orientarse al servicio de uno solo o al servicio divino.
En el primer caso, el hombre vive dividido, incompleto.
El denso velo material oculta una luz que en realidad está e nuestro interior.