El pensamiento de hoy se refiere a una triste forma de vivir que se da con frecuencia en el mundo.
No hace falta ser millonario para ser víctima del progresivo envenenamiento del que habla Aïvanhov.
La vida, con todos sus retos, podría ser poesía y alegría.
Podría ser encuentro, unión, como tantas veces comentamos en estas notas cada mañana.