Por José Antonio Cordero.- Del derecho que nos otorga la ley natural para alcanzar la perfección, libertad y felicidad al retorcido mundo que hemos creado hay mucha diferencia. El derecho a voz y voto queda ridiculizado por las decisiones tomadas. Tanto los electos como los electores comenten fallos que afectan a toda la sociedad.
Siempre surgieron las mismas preguntas ¿este personaje es el más preparado para dirigir? ¿Tan fácil es manejar los votos? Sea como fuere parece que las cosas que suceden son las que se merecen porque reflejan el nivel de la conciencia colectiva.
Unas pocas cabezas bien pensantes no son capaces de parar los intereses de millones de descerebrados.
En los siglos XII y XIII ya comenzaron revoluciones sobre derechos humanos y en el XXI todavía hay países que no obedecen a la carta internacional contra la pena de muerte. Desde el que actúa como el más poderoso, que los pone a la brasa de la silla, hasta el súper religioso que los cuelga, pasando por otros que cortan manos. Es duro, eh!!! No nos gusta, ni eso ni que ningún país haya establecido como derecho que el que incumpla la ley sea educado plenamente y sea una persona útil para la sociedad, solo figura en sus constituciones no es sus aplicaciones, porque no saben cómo.
Ahora que decimos estar más avanzados todavía se piensa en recortar los derechos humanos para garantizar la supervivencia. El fallo está en el enfoque. Los errores siguen porque se ignora cómo actuar de acuerdo a la Ley Natural.
El estudio de las leyes no sirve de guía infalible para no violarlas. Legisladores y juristas que se saltan las leyes, religiosos que procuran que sus sociedades vivan en jaulas y sin el más elemental derecho a la libertad.
Las líneas maestras de los derechos humanos no fueron dictadas ni por legisladores ni por religiosos. En cada impulso de la Ley Natural hay un derecho a su disfrute. Las líneas maestras no están en códigos civiles ni en mandamientos religiosos. La novelesca tendencia de legislar o mandar, la obsesión por presidir o dirigir retrasan más que acercan. La prepotencia humana recorta los derechos más en vez de ampliarlos. El dominio y control de sociedades recorta más que amplía.
Las líneas maestras para vivir en armonía con la ley natural ya estaban diseñadas antes de nuestra existencia.
Las humanas líneas jerárquicas carecen del orden que impone la inteligencia que gobierna todo el universo. La inteligencia humana se extralimita en sus funciones porque es arrogante. Hay cerebros que pasan la mayor parte del tiempo en recortar, redirigir y controlar a otros. Así se pierde siempre, nunca se gana en derechos.
Las líneas ya están establecidas, no hace falta pasarnos de listos haciendo otras malas copias para seguir mangoneando. Parad de pensar en legislar y deteneos, encontrad la forma de contactar con la línea natural que guía la vida humana al nivel más alto de evolución y os daréis cuenta que tantas legislaciones son de efecto analgésico o de quimioterapia social.
Ningún recorte aumentará el bienestar social. Recortar es extirpar. La salud social es como la física, evita el tumor y no tendrás que recortar, actúa contra el tumor generando una masa colectiva que genere una vida saludable. Más vale un poco de prevención que cientos de recortes.
La cabeza piensa según cacaree el cuerpo. La fuerza de los diferentes órganos imponen su ley ante la cabeza, que cabizbaja camina y hace el ruido de la inutilidad.
Los árboles de raíces profundas marcan su ritmo de crecimiento y no legislan a las malas hierbas y zarzas que hay en tan gran jardín, antes llamado paraíso. Por las raíces profundas discurre la savia que lleva memorizada la línea maestra como su ADN.
Es el crecimiento evolutivo el garante de los derechos humanos. Los castigos, las penas de muerte e invasiones son dictámenes que retornan al dictador. Los pueblos que más armas venden, los que más atacan o invaden, los que más desean imponerse sobre los demás son los que más desastres internos sufren: asesinatos, robos, violencia de género, accidentes, etc. La maciza pelota golpeada va al frontón y retorna al jugador o al público asistente. El duro golpe de retorno puede volver al alentador como a cualquiera de los que alientan.
Sea por responsabilidad directa o corresponsabilidad las consecuencias de vivir fuera de la ley natural siempre trae duro golpes.
La ignorancia de la ley natural no exime de su cumplimiento, sin embargo su vivencia es Liberadora e Ilumina el camino a seguir.
CITA CON LOS GRANDES
“No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias.” – Mahatma Gandhi
“En cada niño nace la humanidad.” – Jacinto Benavente
“La suerte de la humanidad es, generalmente, la que ella se merece.” -Albert Einstein