Por Rut Abad Peña.- Desde la psicología junguiana y transpersonal, los arquetipos forman parte del bagaje del inconsciente colectivo, de las corrientes subterráneas que hace miles de años fueron impresas en éste campo de información al cuál los humanos tenemos acceso a través de sueños, respiraciones catárticas, imaginación activa, danzas, meditaciones…entre otras vías.
A través del contacto con ellos el alma puede participar en procesos de alquimia, transformación y crecimiento interior. Así mismo la persona (ego) se ve también influenciada por la experiencia arquetípica y el antiguo “yo” pasa a otro estado de conciencia.
En nuestra sociedad occidental actual los seres humanos llevamos muchas capas de defensas psíquicas, corazas psicosomáticas también una desconexión con los mundos internos, pero a pesar de ello el inconsciente sigue operando a través nuestro como lo ha hecho siempre y en muchos casos se puede analizar la vida de un paciente, descubriendo el pulso interior que ha ido conduciéndole por un cierto camino y desarrollo de vida, ha tenido unas experiencias concretas, ha preferido unos trabajos frente a otros e incluso unas parejas y no otras, ha gustado de determinados cuentos de niñ@ y no de otros , o de unas películas, vestimentas o colores frente a otros etc.
A mi parecer no deja de ser fascinante y a veces incluso abrumador el descubrir la magia con la que la vida mueve sus hilos y misterios.
Y de misterios sabe mucho la protagonista de hoy: Perséfone.
Éste arquetipo quizás no es una de las Diosas más conocidas del panteón griego pero en cambio ella y Deméter son las protagonistas de los Misterios de Eleusis que son a mi parecer, los más poderosos de la antigua tradición mistérica pagana en occidente. No en vano se estuvieron celebrando según parece aproximadamente 2000 años y destilan múltiples enseñanzas y transformaciones.
Hija de la Diosa Deméter y del Dios Zeus, Perséfone o la koré (doncella) representa una energía arquetípica en un principio bastante inocente, voluble y también vulnerable.
La analista junguiana Jean Shinoda Bolen la describe en su afamado libro: “Las Diosas de cada Mujer”, tanto como energía como mujer de carne y hueso. En este sentido cabe destacar que el arquetipo es la energía pura y luego las personas pueden “encarnarla” en su propia vida, pero la persona no es igual al arquetipo y siempre habrá matices que diferenciarán la experiencia que tenga cada mujer u hombre con, en este caso Perséfone, si bien hallarán el hilo de Ariadna, el hilo conductor, que deja el inequívoco rastro de la experiencia numinosa.
¿Pero quién es Perséfone?:
Para hablar de ella tenemos que hablar de su mito que dice algo así:
Perséfone es una doncella, hija de Deméter, que encontrándose un día en el campo con sus amigas las ninfas y con Artemisa recogiendo flores, al ir a tomar una de ellas entre sus manos (se dice que era una amapola, una violeta, un narciso…hay varias versiones) de pronto fue sorprendida por la emergencia de Hades, el dios del submundo, que surgía de la oscuridad de la tierra en dirección hacia ella para raptarla. Y así lo hizo, se la llevó en un instante a su mundo.
Cuando ambos llegan al Submundo, también llamado El Hades, ella languidece cuál flor y por más que él la agasaja con ricas comidas u otros regalos, ella no parece más que querer volver a la tierra junto a su amada madre Deméter. Volver a la vida que hasta ahora conocía.
Pero esto es sólo el principio, pues se cuenta que poco a poco ella se siente la Reina en ese lugar y comienza a desarrollar su maduración como mujer. De hecho en este rapto y en principio cautiverio, ella toma granos de granada (se dice que 4 o 6 según la fuente) antes de regresar con su madre, lo cual la hace quedar eternamente unida al reino de Hades durante ciclos de 4 o 6 meses. Durante el tiempo que ella está con él, Deméter cubre los campos de yermo frío que mata la vegetación y por eso se dice que entre otras cosas, este mito cuenta el origen de las estaciones del año. Así mismo en lenguaje simbólico este fruto, la granada, y este descenso simbolizan la primera menstruación de la joven Perséfone, que de ese modo se convierte en mujer.
Y siguiendo con lo simbólico, de algún modo el propio Hades vive en la psique de la mujer Perséfone y necesita llevarla a sus reinos para ayudarla a madurar, así que a nivel psicológico él está en la psique profunda de la mujer Perséfone y en algún momento saldrá a la superficie, pudiendo manifestarse también como un hombre en la vida de la mujer.
Me gustaría aclarar que en el paganismo el submundo representa todo aquello que se encuentra bajo la superficie, sería algo así como la llamada sombra en psicología transpersonal. En las tradiciones judeocristianas se le denominó infierno, con lo que todo ello ha supuesto en nuestro imaginario colectivo.
Perséfone la Reina del Submundo, es un arquetipo que nos muestra la senda de la transformación al ayudarnos a bajar a esos “infiernos” y poder acceder a aprendizajes mayores en los que el ego no puede sino rendirse y entregarse al misterio, a la vida misma, a lo que no conoce, para de ese modo emerger como el ave fénix, transformado tras la experiencia iniciática.
En la sombra siempre se encuentran emociones reprimidas, partes de nosotr@s mismos que no hemos podido desarrollar, también todo aquello que la personalidad niega de sí misma por ser desacorde con el yo ideal y otros contenidos.
Como decía, cuando Perséfone acaba de bajar al submundo por vez primera quisiera volver a la vida que conocía hasta ahora, igual que pasa en ocasiones cuando la vida nos enfrenta a diversos retos que parece que no podemos sostener. Como sucede en el viaje del héroe o de la heroína, tras salir del hogar y vivir la experiencia, la hazaña, la aventura ,vuelve de nuevo a su vida anterior pero ésta ya no es la misma al tiempo que sí lo es (así son las paradojas de lo divino ;)). De este modo el mito nos remite a esa heroicidad no exenta de miedos y angustias, que los hombres y las mujeres encarnamos en el periplo de nuestra experiencia hacia la conciencia y la individuación.
Por todo ello, la bajada y estancia en este estrato no es fácil y conlleva a veces bastante dolor e incomodidad, pero una vez iniciad@s en este descenso, poco a poco, vamos confiando en que la perla será hallada tras el viaje, tras el dragón está siempre el tesoro, que es elixir para el alma hambrienta de verdad y sabiduría.
Para terminar este artículo os dejo con unas sabias palabras de Sófocles acerca de Los Misterios de Eleusis:
“Tres veces felices, son aquellos de los mortales que habiendo visto tales ritos parten al Hades; pues solamente para ellos hay seguridad de una vida verdadera. Para el resto todo allí es maligno.”
Gracias
Rut Abad Peña