Por Inma Martínez.- El diccionario de la RAE define toxico/a como lo que “contiene veneno o produce envenenamiento”, cualidad que se aplica hoy día a las personas “que no nos gustan”.
La verdad no estoy nada de acuerdo con la utilización del término, y quiero compartiros por qué.
Desde hace algún tiempo me alineo con la idea de que la vida es un gran escenario y que todos nosotros somos los actores y actrices de la obra que es la vida y que en cada encarnación representamos personajes. No entrare aquí en porque creo en la reencarnación y para qué sirve, me lo guardo para otra reflexión compartida
En esta obra, unas veces queremos ser los buenos y otras queremos ser los malos, pero en esencia no somos ni lo uno ni lo otro, y es que, a nadie se le ocurriría pensar que John Travolta es un asesino por su papel de Pulp fiction ni un tierno macarrilla de instituto por ser Tony Manero. John Travolta “es” por encima de esos personajes. Así nosotros también “somos” por encima de los ropajes con los que nos envolvemos en cada encarnación, es decir, en realidad lo que yo entiendo, es que no hay buenos ni malos, sino que hay seres espirituales haciendo de buenos o malos para poder dar sentido a esta obra llamada vida en un mundo caracterizado por la dualidad.
En esta idea de gran obra cobra todo el sentido que existan experiencias de todo tipo, según un guion trazado a cada momento por nosotros mismos, si, esto también tiene todo el sentido. Entiendo que no existe determinismo, sino nuestro deseo de experimentación que se entiende y expande a través de estos juegos que nos parecen tan serios.
Es por esto por lo que, para mí, las personas toxicas son necesarias, son el contrapunto que nos lleva a experimentar situaciones que sin ellas no se darían, y una vez que “entendemos”, desaparecen porque ya han cumplido su función, y si no aprendemos por mucho que sigamos las pautas de manual de autoayuda para apartarnos de ellas es seguro que volverán, esas u otras similares.
Por esto la persona toxica no contiene veneno ni produce envenenamiento sino todo lo contrario, la persona toxica nos proporciona sabiduría y evolución.