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Poseedores del tiempo

Por José Antonio Cordero.- El espejo se convierte en un enemigo cuando nos dice qué mala cara tienes hoy o dónde vas hoy con esos pelos, y más cruel se convierte cuando nos hace ver la cara de la vejez, la tristeza o la depresión.

El espejo refleja una parte nuestra que está siempre en movimiento. Las células del cuerpo mueren a millares y otras nuevas vuelven a surgir en pocos instantes. El cuerpo cambia tanto como se mueve por dentro. Pero aquello que reflejamos al exterior depende del estado de ánimo que tengamos, de los sentimientos que se mueven por dentro.

El tiempo es experto en particiones. Las horas marcan, existe un ritmo preciso y continuo que inevitablemente deja su huella, pero no existe ninguna fórmula en la vida para volver atrás. El tiempo parece el enemigo que nos vence continuamente, hasta que descubres que su vulnerabilidad es la eternidad, y que es esa parte que el espejo no tiene ni la más remota idea de que existe.

La capacidad humana puede asumir tantos roles o desempeños como quiera, y allí por dónde se deja llevar, allí se deja ver incluso hasta con pericia. Podemos llegar a ser como espejos que reflejamos todo cuanto existe fuera que es auténticamente tiempo, y tiempo quiere decir que hoy tienes eso y mañana no, ahora gozas de un helado que luego se derrite y se hace un caldo. Así es la vida comandada por el tiempo. La otra cara de la vida nada tiene que ver con el tiempo, pero es esa parte que existe con tanta realidad como la tiene el tiempo, a diferencia de que allí nada cambia, nada se pierde y todo se va guardando para llegar a ser un tesoro infinito.

¿Existe o no existe? Si tienes dudas es porque todavía no has experimentado una profunda amistad o un profundo amor, o lo has experimentado y el tiempo se encargó de ponerlo en el lugar del pasado y ya no se tiene en el presente. La mente arrastrada por el tiempo no encuentra satisfacción, tiene la ansiedad del tiempo y vive con el miedo a las pérdidas.

Cuando uno es joven la inconsciencia del tiempo es notable, es la madurez la que nos hace ver la crueldad del tiempo o nos hace ver la torpeza de no haber sabido vivir mejor, la torpeza de no haber sabido encontrar el antídoto en esa parte tan real de la vida que se llama Eternidad, esa parte que sin haber alcanzado un nivel profundo de consciencia, has percibido cuando has encontrado la amistad y el amor. La verdadera amistad nunca se pierde y la vida nos regala momentos de reencuentros maravillosos, pero que luego el tiempo se vuelve a encargar de quitarnos su presencia.

Querer atrapar un cuerpo es un error, primero porque ni el mismo cuerpo es capaz de parar el tiempo, y después porque hay que comprender que cada persona, con su cuerpo, tiene que ir transitando por la vida tal como sea su dharma y su destino. Hoy tenemos a los padres o a los hijos en casa, pero mañana no estarán. Aquello por lo que tanto nos desvivimos hoy y el mañana parece que nos ha quitado la vida.

Si actuamos como espejos que solamente ven el mundo exterior sufriremos considerablemente porque todo lo externo al ser material cambia cada instante. Pero si vamos ahondando en esa parte de nuestra vida tan real como cierta como es el campo de la eternidad encontraremos tanta satisfacción que no habrá lugar ni tiempo para la tristeza.

La felicidad abunda en la eternidad.

¿Pero qué es la eternidad? Seguro que sabrás cómo es cuando reencuentres la Amistad o el Amor que tuvo que partir por su sendero y hoy regresó. Profunda Amistad o Amor es difícil de explicar, porque es un sentimiento que está más allá de los vaivenes mentales. Aquello que se unió en el sentimiento profundo no hay tiempo que sea capaz de separarlo.

La verdadera Amistad o Amor difiere mucho de los amigachos y de las conquistas de polluelos. Para que existan sintonías de sentimientos tiene que haber dos partes abiertas a ese nivel de existencia. Los amigachos como otras cosas, son caprichos de la mente y de cuerpos atraídos como animales. Es por eso que nuestra vida se convierte en aquello que queremos llegar a ser o conquistar. Si nos dejamos llevar como espejos ya deberíamos saber que hoy se puede tener una belleza delante y mañana una pasa moscatel. Si descubrimos el enorme campo que habita dentro de nosotros, en el nivel de los sentimientos profundos, todo aquello que allí penetre allí quedará para siempre.

Las almas son las que habitan en los sentimientos puros, pero allí los cuerpos no caben.

Trabajar a nivel emocional es algo muy distinto al nivel de la eternidad, lo compararemos con una persona con Alzheimer que puede llorar, disfrutar o reír con cualquier cosa que tenga delante pero mañana pasa al olvido. Las emociones nos exaltan, nos hacen reír y hasta disfrutar como polluelos, pero mañana si te he visto no me acuerdo. Deberíamos tener mucho cuidado con los engaños a los que nos sometemos nosotros mismos, porque es otro tipo de Alzheimer, tal como las teorías del Aquí y Ahora, totalmente sometidas al tiempo, aunque no se quiera o no se sepa reconocer. Aquí es presente, ahora es presente, y eso es tiempo. Tratar de disfrutar el tiempo presente es una buena actitud pero que no está exenta del olvido, porque “Tratar” es manipular, es intentar hacer, reconstruir, amañar, suponer, sobreponer, sobrevalorar. Todo eso está sujeto al tiempo que hoy hasta hace un instante fue presente y ahora ya fue el pasado.

En el campo de la Eternidad no es posible entrar con manipulación, con tratar de ser o querer ser, con llenarse de sugestiones o ideas superlativas de que somos maravillosos y divinos de la muerte.

El campo de la Eternidad es pura inocencia, simplicidad.

En la gran Amistad o Amor no existen artilugios para mantener la unión. Los reencuentros de los corazones es algo tan natural como para los ojos ver cuando se abren. Los corazones abiertos ven una realidad que los espejos nunca llegarán a tener.

Ser espejos es convertirse en todo lo que hay fuera menos en lo que realmente somos. El estrés, el odio, la ira, la maldad y todas las animaladas se pegan en la pantalla de la mente y luego la mente comienza a sacar toda aquella basura que ha encontrado por el camino.

El secreto está en saber vencer al tiempo, en encontrar la Eternidad que habita en lo más profundo de cada ser humano, en el silencio de la mente y en el espacio callado que hay entre latido y latido, allí está.

Cuando no se sabe encontrar la vía, para eso está la Ciencia, para eso está aquello que es capaz de repetirse de la misma forma siempre y en todo momento, esa Ciencia para la mente está disponible con la Técnica Meditación Trascendental, es la técnica de la inocencia que debería aprenderse, cuando se nació con el olvido de que somos Tiempo y Eternidad. Usar sugestiones, visualizaciones y autoengaños son los juegos del otro Alzheimer que te engañan con creer ser para luego no cambiar ni las plumas del polluelo. Es muy importante hacer uso de la Ciencia de la Vida, como es el Veda y su aspecto práctico la Meditación Trascendental que nos permite entrar en cualquier momento del día para experimentar lo mejor de uno mismo, y así daremos la vuelta a la tortilla del tiempo, ese tiempo de los huevos impresionantes, pero ante la ternura del sentimiento puro la mente cae inevitablemente en la eternidad.

Haber reencontrado una antigua Amistad o Amor, es solo una vía de distinción sobre las dos caras que tiene la vida: El Tiempo y la Eternidad, pero tenemos que salir del error educativo que dice que la Amistad o el Amor es cosa de dos, eso nunca es así, es cosa de Uno. Todo está en uno mismo. Para discernir y apreciar bien las dos caras de la vida nunca se depende de dos Almas, solo de Una, del sentimiento puro y abierto, capaz de dar la bienvenida a todo cuanto encuentre por delante. Es como la tierra que desea ser fértil y dar muchos frutos y que no depende de las semillas, sino de la apertura y labranza que tenga. Los espejos son como piedras que no dan fruto.

¿Y el Tiempo para qué fue creado? Eso forma parte del juego del Creador, y también para que hagamos algo importante por nosotros mismos; el Padre como creador no le da todo hecho a los hijos y que ellos no tengan que hacer nada, eso sería crear para autodestruir lo creado.

El propósito de cada Alma es saber encontrar las dos caras de la vida, para disfrutar las dos, porque es realmente maravilloso encontrar en el Tiempo a aquellos seres que tanto has amado y tan vinculados han estado. La Eternidad tiene su juego y deposita una y otra vez las semillas en el lugar del Tiempo. Así, la antigua semilla aparece como una nueva, distinta semilla pero con el mismo Alma, y es así como los seres queridos y amados se vuelven a encontrar en el Tiempo

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