Por Vivian Ojeda La Serna.- Las situaciones que nos pone la vida muchas veces no son fáciles de pasar, sobre todo si los que están en problemas son seres muy queridos. Se enferman, pasan por situaciones difíciles, incluso se someten a otros, muchos acontecimientos que no quisiéramos, pero que la vida trae, así sin más.
Entonces, ¿qué hacer cuando ya está pasando algo que no quisiéramos? Ninguno de nosotros tiene la posibilidad de virar el tiempo atrás y evitar algo. Lo que pasó, pasó, a veces son sucesos que ocurren de momento, otras veces se les ve venir, pero igual ocurren. Nada es casual y tendríamos que hacer una profunda reflexión para entender esos sucesos, y aún así no siempre tenemos todos los elementos para entenderlos. Una vez que esos acontecimientos ya están en nuestra realidad ¿qué es lo mejor que podemos hacer?
Vamos a las 3 plecas:
– Estar conscientes de que cada uno de nosotros está viviendo su plan de vida, no podemos vivir la vida de nadie, no podemos pasar las pruebas que les tocan a otros. Para nosotros también es una prueba tener a un ser querido en dificultades. Como prueba al fin tenemos algo que aprender. Nuestro reto es no destruirnos y a la vez ser apoyo.
– Estar conscientes de que cada uno piensa con su cabeza, todos somos diferentes, cada uno tenemos nuestras razones para hacer las cosas que hacemos. La mejor actitud para tolerar esas diferencias es el respeto, aún cuando no estemos de acuerdo con el comportamiento de la persona querida, el respeto por las decisiones ajenas nos hace vivir más tranquilos. Querer cambiar a los demás cuando ellos no están preparados para el cambio, es arar en el mar y desgastarnos. Seamos sabios y tengamos la paciencia de esperar el momento adecuado. También tengamos el valor de aceptar que ese momento no siempre llega.
– Estar conscientes de que nosotros elegimos nuestros actos. Podemos ayudar, podemos sostener, podemos cuidar de los demás, lo que sería injusto es elegir descuidarnos a nosotros mismos por proteger o sostener a los demás. Tenemos que buscar nuestros mecanismos de recuperación, de revitalización y de equilibrio. No se pueden dar fuerzas si no las tenemos. Un exceso de esfuerzo puede llevar a una enfermedad, por eso es sabio elegir cuidarnos. Cuidamos a los demás pero también nos cuidamos a nosotros mismos. Las elecciones que tomemos son para salir lo mejor posible y no para que el acontecimiento nos trague a todos.
Como somos humanos, ante acontecimientos que no deseamos, la queja, el lamento y la inconformidad, a veces son necesarios a nuestro ser y elegir evolucionarlos es nuestra mejor opción.
Si nos pasan este tipo de acontecimientos, a nosotros o a nuestros seres queridos, la mejor estrategia es buscar fuerzas para salir adelante, con mente positiva, con energía creativa, con ganas de superar y con ganas de vivir en salud y tranquilidad.