Por Isabel María Campillos Pérez.- Cuida tu cuerpo físico porque es tu templo.
Cuida tu alma porque es tu motor.
Cuida tu cuerpo mental porque son tus condicionamientos, base de creencias arraigadas.
Convéncete, los límites son mentales.
Atrévete, cambia hoy tus pensamientos.
Sé fuerte, los sentimientos hirientes tan sólo son emociones que mienten, trayendo consigo resultados evidentes.
Suelta esa carga, ¡Déjalos marchar!
No te falles a ti mismo, no te seas infiel.
Mima tu propia piel.
Confia en tu liderazgo, tú eres quién lleva el que lleva el timón del barco.
No sólo basta ser inteligente, tienes que ser valiente y confiar en la gente.
Practica la responsabilidad, habilidad que conseguirá alejarte de tu propia tempestad.
Sumérgete en tu bienestar, te llevará allá donde debas estar.
Deja de sabotearte. Eres puro arte (personificado).
No te has equivocado, tan sólo evolucionado.
Cuchillo entre lo dientes y no dejes de visionar tu lugar.
Deséalo, crealo y descrealo (si quieres) Pero…
¡CRÉETELO!
Actúa. Confía en tu guía.
Ten fe ciega, te prometo que todo llega.
Eleva con paciencia tu conciencia.
Libera tu esencia desde la coherencia (contigo).
El camino eres tú, deja de seguir a la multitud.
Tu actitud es la que determina con exactitud la magnitud de tu exclavitud.
Equilíbrate, camina hacia la plenitud.
Pasa a la acción. No lo intentes.
Empieza a creer en ti, re-progr(AMATE) hoy.
Desea vencer antes que ver.
Prefiere creer antes que crear.
Las emociones que tengas hoy serán las pulsaciones con las que revoluciones todas tus decisiones.