Un estudio publicado en una prestigiosa revista, reveló que se han alcanzado los niveles de emisión mundiales de carbono más bajos desde 2006, llegando a un 17% de reducción el día 7 de abril.
Durante el pico del encierro, las emisiones diarias globales bajaron en 17 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).
A pesar de estar ante una maravillosa noticia, los autores del análisis nos advierten de que ese efecto positivo “no durará” si esas reducciones no son permanentes, debido a la gran cantidad de contaminación ya acumulada.
Estos científicos están alertando a los gobiernos para que la prisa por mejorar la situación económica no sea directamente proporcional a elevar de nuevo, y de forma masiva, las emisiones.
Apuestan por mejorar las políticas de transporte para lograr un cambio permanente, ya que el sector de movilidad ha supuesto casi la mitad de disminución de las emisiones durante el confinamiento.