Por María Abarzúa Astudillo.- Nos volvimos a ver después de más de treinta años. Me miraste con tu ojitos tan redonditos e inocentes. Sentiste un alivio, lo note en tu mirada y como se sonrojaron tus mejillas en esos mofletes que tienes. Eres tan linda, solo de verte siento amor y ternura.
Nos reencontramos en una situación en la cual, a ti por tu edad tan corta no te tocaba experimentar. Hoy con mis 34 años, entiendo que para el subconsciente el tiempo no existe. Esa teoría la entendía, pero hoy lo incorporo a mi vida con un ejemplo práctico y lo recibo como un gran regalo del universo. Mi ser interior y creador está conspirando para mi sanación. No tengo palabras para expresar esto.
Te rescate en un acto de amor hacia mí pero al ser consciente de mi historia también libere a mis padres. Hoy los entiendo y perdono porque cargan con las mismas heridas y me permito sentir todo el amor que emana mi ser por ellos.
Siento amor por mis padres y honro mi decisión de haberlos escogido como maestros. Amo a mi madre; ella es luchadora, trabajadora, coherente, leona, sobre todo valiente. Hago las paces con esos sentimientos de rabia y resentimiento que sentí durante años. Me perdono por haberlo sentido y por el dolor que generó a mis padres.
A raíz del proceso en el estoy; SANANDO, he visualizado una situación de mi infancia intensa la cual se repitió un par de veces en mi vida adulta y ahora entiendo el porqué.
Esa situación de mi infancia la vivimos mi padre, mi madre y yo. Si bien es cierto, a mi corta edad no entendía nada y seguramente me lo tome como un juego, pero el dolor que estaba experimentando mi madre quedo grabado en mi inconsciente, lo que Carl Jung llama el inconsciente familiar.
Después de 30 años he revivido el mismo dolor pero en una situación diferente y en diferente escenario. En este escenario también hay tres individuos. La representación de mi padre la tomo una expareja, el papel de mi madre lo represente yo, y aquí está la magia de la situación y porque siento que mi ser interior conspira para que sane mis heridas. Teniendo claro que el tiempo no existe. Reviví con mucha claridad la visualización de una María pequeñita, de unos 3-4 años. En una situación que para mí nivel de conciencia de “hoy” es poco aceptable. Sentí un enorme deseo de sacarla de ahí y protegerla. Uffff, ahora lo pienso y siento un nudo en la garganta. Ahora entiendo que la situación dolorosa que he pasado en mi vida adulta la tenía que pasar para dos cosas: Una; sanar ese conflicto que vivió mamá con tanto dolor y la segunda y MEGAIMPORTANTE, reencontrarme con mi niña interior que estaba llena de miedo y tristeza.
La situación o conflicto doloroso que he pasado me estaba mostrando mi propia sanación. Hoy lo sé, me estaba enseñando a ti (mi niña interior). Para que nos reencontráramos y sanáramos juntas. Hoy te he rescatado y te prometo que jamás te voy a dejar. Te prometo contarte un cuento de vez en cuando, llevarte al cine y que disfrutemos de una película, tomar helados cuando nos venga de gusto, salta y escondernos, voy a cuidar nuestra alimentación y protegerme de la gente toxica y que pueda hacernos daño, velar por nuestro descanso y disfrutar del momento presente desde los ojos de la inocencia.
Hoy se abre algo maravilloso para nosotras.
Hoy me siento más completa que nunca.
Con amor
Me ha encantado este articulo. Me siento identificada en este proceso de sanacion.