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Resistencia

Por José Antonio Cordero.- Para hacer cualquier cosa se necesita un mínimo de intención. Una intención poderosa producirá un efecto poderoso, igual sería al contrario. Después importa mucho el conocimiento que se tenga para realizar la acción. A mayor conocimiento mayor resultado y menor esfuerzo. La falta de precisión por desconocimiento implica dar muchos palos de ciego, mucho desgaste y se crea un estrés considerable, tanto a nivel personal como en las personas cercanas.

La insistencia, la perseverancia lograron el éxito muchas veces, pero la falta de conocimiento global puede ocasionar que el éxito sea poco duradero. Insistir en tener mucho pan hoy para que mañana se ponga duro y se vuelva a tener el mismo hambre es un desgaste considerable. La insistencia debería tener el apoyo del conocimiento completo para que la atención de la mente sea más fluida, menos traumática, más natural y requiera menor esfuerzo.

Muchas han sido las murallas que se han levantado para proteger imperios pero ninguna muralla se resistió al tiempo, a las consecuencias del cambio de evolución, a las luchas internas. Las murallas se hicieron para protegerse del exterior, y por el hecho de no saber cuidar lo interior la desgracia sobrevino.

El deseo de ser alguien, el deseo de alcanzar algo apetecible, la realización de sueños, para ello se suelen usar tipos de corazas sicológicas, emocionales o fuertes convencimientos ideológicos.

Si la resistencia tiene un funcionamiento similar al sistema inmune esa resistencia será bienvenida. Hay que tener muy en cuenta que el sistema inmune no es cerrado, está abierto, lo que sucede es que tiene unos mecanismos inteligentes de funcionamiento que cualquier invasión que venga del exterior automáticamente es frenada. El sistema inmune es tan perfecto y callado que muchas veces la mente no percibe su trabajo.

La resistencia cerrada, la amurallada, no es una resistencia certera, aunque prevalezca la vida sana en el interior de la muralla, por el hecho de crear una resistencia cerrada se produce un desgaste que en cualquier momento se hace notar, y el fracaso llega por alguna parte.

La fiebre de las ideologías, la lucha por la frontera, la independencia, son fijaciones que la mente se obsesiona en cualquier momento, y aunque el ideal esté basado en reconocer un pasado, la resistencia y lucha que se crea hace perder mucho tiempo que bien dedicado a la evolución humana personal daría mucha más satisfacción que la victoria o derrumbe de murallas.

No por mucho madrugar amanece más temprano. No por mucho luchar logramos el despertar social. Cierto es que las revoluciones sociales forman parte del cambio, pero la gran revolución y la que realmente hace cambiar la vida es la que se hace internamente.

Buenos principios de revolución social se vinieron abajo por problemas internos. Aquellos que ganaron por mayoría sufrieron la caída por problemas internos. Grandes lideres a los largo de la historia cuando parecían tener el mundo a sus pies cayeron por conflictos y negligencias internas.

El mundo social lucha por lo inmediato, sin embargo toda la Creación es mantenida por la eternidad. Lo inmediato es perecedero, sin embargo lo que mantiene la evolución es el valor de la eternidad, el campo unificado de todas las leyes de la naturaleza. La savia es la que mantiene al árbol y no los remedios locales. Se pierde mucho tiempo con tantos remedios externos y tantas luchas de clases. El gran transformador es la savia, la naturaleza interna que es la que mantiene todos los aspectos globales sanos y armónicos.

Para los negociantes el tiempo es oro, para el sabio el tiempo es vida.

El tiempo no tiene mucho valor visto desde una cumbre alta. Pregúntese a cualquier persona mayor si el tiempo transcurrió rápido en su vida. Pregúntese sí mereció la pena tanta lucha y tanto sufrimiento. Si la mente salió de esa esclavitud impuesta o sobrepuesta se dará cuenta que no merece pasar años de lucha y resistencia porque el sufrimiento fue mayor para tan ridícula vanagloria.

Sin embargo el tiempo en la juventud no se considera, ni siquiera se vislumbra la muerte. La capacidad de resistencia en los jóvenes es mayor, pero no solo en el aspecto físico sino también en el mental. Oponerse, resistirse, llevar la contraria, es algo muy común en la juventud.

Las sociedades inteligentes serán aquellas que construyan el muro más alto y con todas las puertas abiertas a las ciencias, esa es la muralla de la Educación Completa que permite a cualquier estudiante alcanzar un altísimo nivel de consciencia, alta visión y capacidad de ejecución. Esta es la muralla del sistema inmune.

Los descubrimientos a medias, las teorías que parecen certeras y el tiempo las echa por tierra, las ideologías fanáticas, las resistencias al cambio social, la no permisividad de nuevas y beneficiosas corrientes que mejoran la vida humana… Estas Resistencias provocadas por el miedo al cambio, por no querer evolucionar, son las que mantienen a la sociedad aborregada y sin un sentido de vida.

Tanta resistencia cerrada no es buena. Tanto interés por tirar la muralla ajena sin reconocerse como un pellejo breva. Despertarse cada mañana con el propósito de tirar la muralla ajena o social es de una torpeza considerable. La vida no evoluciona perdiendo la propia vida, la vida social mejora cuando la persona evoluciona y vive cada día mejor, más sana y feliz. Cinco segundos de lucha contra el adversario es demasiado tiempo. Vivir en el enfrentamiento continuo es tremendo, una torpeza. Dejarse arrastrar por el enfrentamiento es síntoma de debilidad y pérdida de objetivos importantes.

La tierra seca y agrietada se resiste al agua, la escupe. El hábito a resistirse indica una sequedad interior importante, creerse abierto porque se va de flor en flor y luego cuando se trata de tomar el agua que quita la sequedad interior se produce un rechazo frontal. El hecho de no ser consciente de esa situación se llega a ser el “libre enjaulado” por no ser capaz de salir de esa rueda de continuo desgaste.

Hay muchísimo rechazo a colmar la sequedad interior. Eso es normal sobre todo cuando no se tiene la intención ni el conocimiento adecuado para reconocer la situación y muchos menos aceptar esa necesidad.

Las costumbres antiguas crean murallas internas que son difíciles de quitar. La apertura al mundo de la plenitud es como pedir al rey amurallado que deje salir a la tropa a dar una vuelta por un nuevo mundo. La respuesta será negativa. Las sociedades atascadas están plagadas de hombres amurallados.

El miedo como la falta de visión levantan murallas de gran grosor.

Y la resistencia cerrada sigue y seguirá durante décadas hasta que alguien cansado de tanta sequedad se dé cuenta de que lo más importante es nutrirse de la cualidad eterna que nutre todas las necesidades humanas, como nutrirse de la savia o Conciencia Pura.

Hay que romper esa Resistencia a experimentar la esencia humana que reside en el interior de cada corazón, en el nivel más fino del sentimiento humano, en la forma callada del intelecto, allí donde la mente reposa en la quietud que mayor dinamismo y vida contiene.

La búsqueda de ideales en la vida deben seguir latiendo, pero si son ideales frutos del intelecto, que siempre tiene un carácter discriminador, conllevarán al enfrentamiento y sufrimiento y aquello que parecía ideal se convierte en mundano y eso es pérdida de vida.

Dar la vida por ideales nacidos del intelecto discriminador es no tener idea de qué es una Vida en plenitud.

El principio del Sistema Inmune es alargar la vida lo máximo posible, porque ningún sistema inteligente entrega la vida para alcanzar una supuesta gloria.

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