Por Ignacio Asención.- Experimentar que nada externo puede amenazar la paz, eso es responsabilidad. No nos hacemos responsables por un ‘debería’ del mundo espiritual. Nos hacemos responsables porque es la única manera de hallar la dicha.
No se trata de montar un personaje que se hace responsable de todo lo que acontece en su vida. Se trata de la certeza de que todo lo que creemos que nos afecta desde fuera es ilusorio.
No se trata de eliminar las voces que culpan. Se trata de observarlas, acompañarlas y mimarlas hasta que finalmente la ilusión se desvanece.
Ignacio Asención